Durante tres meses, Roberto durmió en las calles de Guayaquil. Una situación de vida muy difícil, aunque recibía alimentos de una comunidad religiosa. Una realidad que enfrentan muchas otras personas en la ciudad, pero no siempre recibiendo la ayuda de alguien.

Gabriela García, coordinadora zonal 8 del MIES (Ministerio de Inclusión Económica y Social), indica que se considera habitante de la calle a una persona que tiene seis meses bajo esa condición.

La institución pública mantiene un convenio con la fundación Canas & Vida, que implica una atención a 120 personas del centro y sur de la urbe porteña. A los ciudadanos se les brinda alimentación, talleres de emprendimiento, evaluación psicológica, actividades lúdicas y se les ofrece áreas de descanso y aseo personal.

Roberto lleva cuatro meses con ese beneficio. Previamente, fue contactado por personal técnico de la entidad, mientras estaba a la intemperie.

Existen dos centros de atención para las más de 100 personas. Unas han decidido habitar allí, mientras que otras no lo hacen reciben los servicios en el sitio en donde se encuentren. 

¿Quieres leer más contenido de calidad? Suscríbete aquí.