Los colores celeste y blanco han empezado a resaltar en Guayaquil. Los banderines, trajes coloridos y sombreros que aluden al icónico Juan Pueblo ‘asoman’ en los estantes de los comerciantes del centro de la urbe, cuyo proceso fundacional celebra un año más en dos días.

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Sin embargo, en las calles que se ubican en los alrededores del Mercado Central, ubicado en las calles 6 de Marzo entre Ballén y 10 de Agosto, aún esperan a la ‘avalancha’ de clientes que suelen comprar los implementos para celebrar a la Perla.

Un equipo de EXTRA, durante un recorrido realizado el jueves 17, confirmó que la mercancía sigue “casi intacta” -en palabras de los comerciantes- a pesar de que solo falta una semana para que la ‘bomba’ celeste y blanco explote. “No hay ventas” es la frase más escuchada entre los vendedores.

En cambio, por el lado de los compradores la más repetida es “¿y por qué tan caro?” sin concretar ninguna compra. “Nos estamos viendo de esquina a esquina en todo el día”, dice Roberto, uno de los emprendedores ubicado en la calle 6 de Marzo y Colón.

Roberto, quien asegura que su conocimiento sobre el movimiento de los clientes empezó hace más de 30 años junto con su madre, acepta que probablemente este año no haya sido buen negocio adquirir mercadería solo para estas fechas, pues no ha logrado vender ni el 60% de lo que compró.

“La mayoría solo viene a preguntar por si acaso porque ya no están organizando desfiles o fiestitas como antes, obvio todo por la sensación de inseguridad que tienen los ciudadanos”, refiere. Por su parte, menciona que los únicos trajes que llevan -y que además dice que son de los más baratos- son usados en fiestas de colegios particulares.

“Hasta el año pasado sí escuchábamos más sobre las comparsas organizadas por los comités barriales, pero este 2025 ha estado en ‘veremos’: nadie nos ha preguntado por implementos para eso”, comenta.

Aunque, en su criterio, la tradición no se ha perdido sino que se ha modificado dependiendo de la situación, afirma que las nuevas generaciones no buscan lo típico sino los sombreros “locos” o los vestidos innovadores. “El guayaquileño es ‘adefesioso’ y quiere llamar la atención; entonces, se entiende que de algún adolescente quiera algo nuevo”, confiesa entre risas.

Las otras 'caras' del comercio: ¿Vendedores ambulantes han tenido suerte?

Pilar, en cambio vendedora cuya carreta de productos se ha ‘vestido’ de los colores de Guayaquil, afirma que no ha podido llegar a la meta “ni siquiera” de la de una semana de ventas. “Lo único que se vende son las banderitas de plástico... y porque suelen ser cosas que las madres compran al paso para llevar a las escuelas”, revela. Los lazos, diademas, zapatos blancos y demás han quedado de lado.

Marilyn, otra joven emprendedora, por su parte ha mezclado la novelería -a la que hace referencia Roberto- con la tradición para generar ingresos: un capibara de peluche vestido con un sombrero de los colores de la bandera. “La gente sí compra esto, a pesar de que puede parecer algo simple. Hasta los adultos son los más interesados”, concluye la muchacha.

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