Un jalón de orejas. Así podría ser considerada la posición oficial que tomó este 10 de abril el Consejo Permanente de la Organización de Estados Americanos (OEA) al condenar enérgicamente la irrupción a la Embajada de México en Quito para capturar a Jorge Glas, exvicepresidente de la República, implicado en temas de corrupción.

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Esteban Santos, abogado internacionalista, explica que si bien hubo un repudio internacional por este caso, del pasado 5 de abril, el Ecuador la ‘sacó barata’. “Si nos llegaban a separar (de la OEA), habríamos quedado como un Estado paria en el concierto internacional, lo cual habría sido gravísimo. Nos podrían ubicar en regímenes en los que no existe la democracia, como Nicaragua o Venezuela”.

Además, dentro de la decisión que se emitió desde la OEA, hubo ‘guiños’ también en contra de las autoridades mexicanas. Según Santos, los miembros del Consejo Permanente también mencionaron que no se puede dar asilo a delincuentes y que se tiene que hacer un buen uso de las sedes diplomáticas.

Ahora, lo que resta esperar es lo que se venga con la demanda en la Corte Internacional de Justicia que se hará desde el gobierno de México, encabezado por el presidente Andrés Manuel López Obrador. “La decisión puede tomar años y si la Corte falla a favor de México, entonces sí pueden exigirse compensaciones económicas”, indicó el especialista.

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Pero esto no representa un triunfo. Así lo expresó Esteban Torres, viceministro de Gobierno, quien aseveró que esta suerte de partido no se puede ganar, sino que se busca el ‘empate’ desde el punto de vista diplomático.

Un criterio similar tuvo Gabriela Sommerfeld, ministra de Relaciones Exteriores, cuando conoció la decisión de la OEA. La consideró como justa, porque también México fue señalado por su decisión de usar su sede diplomática en ayuda de un sentenciado por la justicia ecuatoriana, Jorge Glas.

Pero con tanta bronca, ¿cómo afecta la decisión de la OEA al ecuatoriano? Pues en lo diplomático, en nada; aunque sí hay un mal precedente en el concierto político internacional, según Santos.

“Nadie pondría un dólar si mira que hay conflictos y problemas. Y eso, al ecuatoriano de a pie le afectará, porque se le niegan las posibilidades de conseguir un buen empleo fomentado por una nación extranjera que habría puesto capital en nuestro territorio”.

Además, se está demostrando que si un gobierno, como lo es el ecuatoriano, no respeta las normas internacionales, el ciudadano común y corriente tampoco tendría la obligación de cumplirlas, analiza el especialista en temas internacionales.

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