Lanzando globos de color blanco, rojo y negro al aire, los cuencanos despidieron al año 2020. El globo blanco representó a la paz, el rojo a la amistad y el negro, en homenaje a los miles de fallecidos por la COVID-19.

Las esferas elaboradas en papel de seda, fueron lanzadas desde las 17:30 del 31 de diciembre en al menos unos catorce barrios de la urbe, en reemplazo a la tradicional quema de monigotes, que esta vez se limitó a solo los núcleos familiares y dentro de casa.

Un poco más tarde y bajo una llovizna tenue, esporádicamente el cielo cuencano se  fue iluminado con luces artificiales de varios colores que se lanzaban desde balcones y ventanas en medio de uno que otro cohete. La urbe lucía vacía, sus habitantes cumplían el toque de queda.

Tampoco hubo el toque de sirena para anunciar la llegada del Año Nuevo, mientras las luces de los domicilios se fueron apagando a los pocos minutos de haber terminado el 2020. Este fin de año fue distinto a años anteriores, en que incluso en los barrios y en los hogares se amanecían festejando en medio de farras.

"Un año atípico", expresó Víctor Matute, un hombre de 85 años, y representante del barrio de las calles Guapondélig y Juan José Flores. Junto cinco miembros de su familia, Matute  fue parte del evento de lanzamiento de los globos. 

Con un suspiro profundo, él atinó a expresar que “las lecciones a lo simple de vida, a la solidaridad y a las cosas que siempre estuvieron presentes y que debimos redescubrir, sean la fortaleza del futuro”, dijo entre esas cosas al núcleo familiar, para finalmente pedir que “Dios nos bendice con lo necesario”. (JM)