Una figura de la Santa Muerte, junto a dos búhos, todos hechos en yeso, acompañaban la foto impresa en papel de la adolescente, de 14 años, que junto a su cuñada fueron secuestradas el pasado 20 de marzo en la cooperativa Balerio Estacio, en el noroeste de Guayaquil.

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Estas tres imágenes están colocadas en un altar, en una esquina de la vivienda de paredes de bloque donde residía la menor de edad que aún está desaparecida. La madre de sus sobrinos, Tania Nicole Calderón Quijije, de 21 años, fue hallada un día después en el llamado ‘canal de la muerte’. La asesinaron a tiros y luego la arrojaron a este conducto de agua.

Los padres de la adolescente aseguran que en su desesperación por encontrar a la menor de sus tres hijos, han prendido velas y puesto la fotografía de su niña junto a esta imagen de culto esotérico, con una única intención de pedirle que se la devuelvan sana y salva.

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“No somos creyentes de la Santa Muerte, pero mi nuera (asesinada) sí lo era e incluso mi hija. Hace tres meses, mi nuera llevó esa imagen a mi casa y nos dijo que era para que nos protegiera de cualquier maldad, para espantar las malas energías, ya que habitamos en un sector peligroso. Queremos que se haga el milagro y mi hija regresa a casa”, expresó el padre de la chica, cuya familia lleva radicada desde hace 20 años en el Puerto Principal.

Pero ¿qué interpretación tiene el hecho de que esta familia, oriunda de Paján, le pida a esta imagen que es objeto de culto en México y otros países de América Latina, que su hija aparezca sana y salva?

Pablo Saeteros, médico general, practicante de ciencias ocultas y propietario del Centro Esotérico Santa Muerte, explica que, según su criterio, poner la foto de la desaparecida junto a la imagen no tiene nada de maldad o satánico.

“El deseo de los familiares es que ella aparezca con vida, aunque hay casos de personas que la utilizan de forma negativa. Cuando se pone una foto de una persona desaparecida junto a la imagen de la Santa Muerte es para que la traiga con bien, es como cuando a un muerto le ponen una lavacara debajo del féretro, en ese caso la intención es que aparezca el asesino. Lo malo es que comiencen a pedirle a Satanás”, sostiene.

Para el experto, en esta clase de creencias esotéricas no existe discriminación y más bien el tema ha sido satanizado porque se popularizó especialmente en personas dedicadas al narcotráfico. (AEB)

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