Al guayaquileño Gadiel no le resulta cómodo exponer públicamente su caso y por eso solo accede finalmente a hacerlo con nombre protegido. Cumplió 39 años en mayo pasado y se reconoce abiertamente como gay desde que cumplió la mayoría de edad. Amores profundos y pasajeros pasaron por su vida a lo largo de dos décadas; hombres de todo tipo, "buenos y malos", dice. Pero es su relación más reciente la que lo llevó por senderos entonces desconocidos.

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Por reuniones de amigos en común, conoció en 2021 a un hombre de 24 años y quien ante la sociedad se mostraba como heterosexual, pero ocultamente tenía deseos que solo pudieron ver la luz con Gadiel. El detalle: este joven tenía una pareja mujer y ya estaba comprometido.

Secretamente hicieron clic. Aunque al inicio el vínculo de Gadiel con este hombre estaba lleno de cariño, con el paso de los meses el contacto se volvió desigual: solo Gadiel lo buscaba para intercambiar unas palabras a menudo, o para ver la posibilidad de encontrarse, o simplemente para hacerle sentir cuánto lo apreciaba.

Su historia así duró tres años, entre idas y vueltas, entre momentos de pasión y también de desapego. "Cuando nos distanciábamos mucho tiempo, era él quien me buscaba", relata Gadiel a este Diario.

"Tuve que escuchar el consejo sabio de mis amigos para darme cuenta finalmente de que esa relación no iba a ningún lado y que a mí solo me alimentaba una falsa y extraña sensación de esperanza; me gustaba mucho". Gadiel solo admite ahora que estaba siendo "usado" por una persona que únicamente quería experimentar un deseo reprimido sin "responsabilidad afectiva".

Hoy asegura que ya lo superó, pero que difícilmente lo olvidará.

Cuando el amor se esconde: entre el morbo, el silencio y el poder

Lo que vivió Gadiel no es un caso aislado. Al contrario, forma parte de un patrón silencioso que recorre muchas vidas LGBTIQ+: el de las relaciones secretas, en las que el amor, la pasión y el deseo son vividos en las sombras por una de las partes, mientras la otra paga el precio del silencio, la inseguridad y —en ocasiones— el daño emocional profundo.

"En muchas relaciones se mantiene oculta a la otra persona porque una de ellas no está 'fuera del clóset', por decirlo así. No se trata de una obligación esto, pues no todos quieren o están dispuestos. Sí puede hacer daño al otro, porque quizás la otra persona está en otro proceso, en otro momento de su vida", explica a EXTRA el psicólogo Kevin Ubillús (@psic.kevinubillus en Instagram), especialista en salud mental LGBTIQ+ y con formación en terapia de pareja desde el psicoanálisis.

Ubillús pone el acento en lo que denomina vínculos asimétricos, donde una persona vive su sexualidad a escondidas y otra la asume con apertura. En estos casos, sostiene, hay que hacerse una pregunta clave: "¿Por qué aceptar un amor a escondidas si tú no estás escondido?".

La respuesta, muchas veces, está en la propia historia emocional del individuo, su necesidad de aceptación y las secuelas de crecer en entornos que castigan la diferencia.

Por su parte, David Steven Gonzabay Cruz, voluntario de la Asociación Silueta X y activista LGBTIQ+, lo resume con crudeza: "A veces ceden y vulneran sus propios derechos o integridad como persona... por buscar aceptación, por querer sentirse identificados con un espacio seguro".

Desde su experiencia en terreno, Gonzabay afirma que no se trata únicamente de personas en el clóset. Muchas veces se cruza una línea peligrosa: la del morbo, del "solo por curiosidad", como lo expresan algunos involucrados.

"Ya se está normalizando esta realidad de que, ok, si quieres experimentar, experimentemos, y me vale. Me satisfago ya sea emocionalmente, sexualmente o económicamente".

Y con ello aparece otro desequilibrio: el del poder. Según el activista, hay personas que manipulan la relación desde su posición de control, incluso económico: “Yo te doy todo lo que tú necesites, pero tú aceptas mis condiciones en la relación”.

Cuando la curiosidad no es inocente: el consentimiento y el daño emocional

Las historias de relaciones secretas muchas veces están marcadas por el consentimiento confuso. ¿Qué significa decir que sí a un vínculo que se vive desde la ocultación? ¿Es realmente un sí libre, informado, emocionalmente sano?

"Uno elige el amor que cree merecer y tener", recuerda Ubillús. Por eso, agrega, es clave revisar por qué una persona se expone a una relación donde es tratada como un secreto, una sombra o una válvula de escape. "Puede ocasionar cosas muy fuertes: no volver a querer tener una relación, no volver a confiar en el amor".

Y aunque no hay fórmulas únicas para evitar caer en estas trampas emocionales, sí hay una certeza compartida entre los expertos: la necesidad urgente de hablar de estos temas sin culpa, sin tabú y con acceso a salud mental y educación emocional.

¿Cómo nombrar lo que duele?

La historia de Gadiel no es una excepción. Es un reflejo de otras vividas en silencio. De personas que fueron "la experiencia", "la aventura", "el secreto". Que amaron desde la oscuridad mientras el otro vivía en la luz.

"El contexto es súper importante en el desarrollo de la psiquis del sujeto, sobre todo en las cuestiones del amor", subraya Ubillús. Por eso, el problema no es solo individual: es estructural, social, cultural.

Y sin embargo, algo empieza a cambiar cuando se lo nombra.

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