Era el dueño de una gallera. En el Valle de los Chillos, al suroriente de Quito, lo conocían como ‘don Martincito’. La tarde del domingo fue hallado sin vida, sobre su cama, cubierto con cobijas y una almohada.

Martín Espinosa, de 50 años, vivía en el barrio San Juan de Conocoto. Allí también tenía un palenque que rentaba para la pelea de gallos y, en la esquina del inmueble, un puesto en el que expendía shawarmas y otra comida rápida.

Su cuerpo fue descubierto el domingo en la tarde. “¡Qué pena! Le han matado al vecino, quién haría semejante barbaridad, si él no hacía mal a nadie”, comentó uno de los moradores del sector, mientras esperaba a que Medicina Legal retirara los restos del lugar.

El crimen fue reportado por un familiar de la víctima, quien horas antes del hallazgo intentó comunicarse con su allegado, pero no contestó su celular, así que decidió ir a verlo. Cuando llegó a la casa encontró las puertas de la gallera cerradas con una especie de alambres plásticos.

Pero la sorpresa fue mayor cuando halló a Espinosa muerto en la habitación que ocupaba. Las cobijas estaban ensangrentadas debido a las heridas de arma blanca que tenía en su cuerpo y cuello. Miembros de la Dinased del Distrito Metropolitano y Criminalística llegaron a la calle Abdón Calderón, donde residía la víctima. En el sitio, los investigadores descubrieron que Martín fue visto por última vez el viernes en la noche, cuando hubo la última pelea de gallos en su propiedad. Durante el sábado no dio señales, y un día después lo encontraron sin vida, en su cuarto, y con varias puñaladas.

Los uniformados verificaron que en su habitación había desaparecido un televisor plasma, por lo que presumen que el móvil del asesinato fue un robo.

Las peleas de gallos

En el palenque de Martín había ‘funciones’ de pelea de gallos los viernes y sábados. Al lugar llegaban personas de otras ciudades y países, manifestó un habitante, quien evitó identificarse por temor a represalias. Pero señaló que una vez hubo inconvenientes con unas personas provenientes de Manabí, comentó.