“La situación de las ‘vacunas’ no solo afecta el bolsillo del maestro. También está afectando nuestra salud mental”, afirma con voz tensa un docente de Daule, quien prefiere no revelar su identidad porque su esposa también es víctima directa de este delito.

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“Ya no estamos preocupados por cómo enseñar una clase o cómo identificar un problema de aprendizaje. Ahora las maestras piensan: ¿A qué hora vendrá mi esposo? ¿Será seguro que me venga a ver? ¿Con qué compañeros hacemos grupo para irnos juntos?”, expresa el hombre.

El primer ataque de las bandas criminales ocurrió en diciembre de 2024, cuando su esposa —también docente— recibió una amenaza directa en una zona que hasta entonces consideraban tranquila en Daule. Desde entonces, la pareja ha tenido que pagar en varias ocasiones las extorsiones que les exigen, bajo amenazas que incluyen detalles precisos sobre sus rutinas diarias, sus hijos, sus horarios de trabajo y hasta los nombres de sus familiares.

“La mayoría no se atreve a denunciar por miedo. Nos endeudamos para comprar un carro, para tener cómo salir rápido de los planteles, pero igual es probable que me lo roben en cualquier momento”, dice resignado. “Pagamos letras del carro, comida, educación de nuestros hijos y, cuando se les ocurre, las vacunas. No nos alcanza”.

'Vacunas' en colegio de Guayaquil, un inédito testimonio

Desde el noroeste de Guayaquil, en el sector Paraíso de la Flor, el testimonio de una maestra revela la dimensión del terror. En un audio dirigido a la Unión Nacional de Educadores (UNE) del Guayas, que fue reproducido este miércoles 11 de junio en una rueda de prensa, se escucha el desespero de quien teme por su vida y no recibe ningún tipo de protección:

“Buenas tardes, por favor ayúdenme. Estoy desesperada, no sé qué más hacer, a dónde acudir. El día viernes ingresó una representante de un estudiante acompañada de su hermana al plantel. Esa chica me amenazó delante de todos los padres de familia, diciéndome que ‘no sé lo que te va a pasar saliendo de la institución’”, se le escucha decir entre sollozos.

Según la docente, la mujer que la amenazó sería una supuesta ‘vacunadora’ del sector. Desde ese día, ha recibido llamadas desde varios números desconocidos, donde incluso aparece el nombre de personas relacionadas con organizaciones criminales. A pesar de haber denunciado formalmente ante Fiscalía y notificar a las autoridades educativas del distrito, no ha recibido ninguna medida de protección. “Mientras tanto, yo tengo que seguir yendo a trabajar sin ninguna garantía. Tengo miedo. Tengo terror de seguir asistiendo”, finaliza su mensaje.

¿Cuánto cuestan las vacunas en colegios de Guayaquil?

La UNE del Guayas ha recibido al menos 200 denuncias de extorsión a docentes durante el año lectivo 2025, según reveló Gabriela Menéndez, presidenta de la organización, durante la rueda de prensa.

“Las vacunas oscilan entre los 200 y 500 dólares por docente, y son exigidas mes a mes. Muchos maestros se ven obligados a pagar por miedo a perder la vida o poner en riesgo a sus familias”, denunció Menéndez.

Además, algunos han tomado decisiones drásticas. “Hay docentes que han optado por dejar sus empleos o incluso salir del país. Otros han solicitado traslados a zonas menos conflictivas, pero ni siquiera esas solicitudes avanzan, porque ni el Ministerio de Educación ni los distritos ejecutan los dictámenes emitidos por Fiscalía”, advirtió.

En algunos casos, las amenazas han terminado en tragedias. “Ayer nos llegó la noticia de que el esposo de una directora fue asesinado como víctima colateral. Esto no puede seguir así”, lamentó la vocera.

Lo que piden los maestros al Gobierno

La UNE también expuso el incumplimiento del prometido Plan de Escuelas Seguras, anunciado en octubre de 2024. A pesar de que el Gobierno aseguró la implementación de botones de pánico, cámaras y presencia policial en los planteles, en la práctica, no se han aplicado medidas reales de protección.

“Ya ni siquiera el policía que venía en las mañanas para tomarse una foto llega. No existen rondas. No hay presencia policial en los horarios de entrada o salida. Nos acechan en las paradas, nos interceptan en motos o trisimotos. Lo hacen porque ya nos conocen, saben que llevamos años en las mismas instituciones”, explicó Menéndez. Incluso algunos docentes han recurrido a compartir su ubicación en tiempo real con sus familiares, por si algo les ocurre durante el trayecto a casa.

El gremio educativo exige con urgencia una reunión directa con el Gobierno, un presupuesto real para seguridad, y un sistema que garantice la vida de quienes están llamados a formar a las nuevas generaciones.

“Hoy ser docente en Ecuador es una profesión de alto riesgo”, advierte Menéndez y cuestiona: “¿Qué están esperando? ¿Que ingresen a las instituciones educativas a matarnos?”.

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