Actualidad
Ese salario emocional que le hace falta a tu trabajo
¿Que más se considera entonces? Pues lo que diga el corazoncito según los tratos recibidos, es decir, el salario emocional. Parece novedoso, pero no lo es, siempre ha estado entre los ausentes que más se reclaman a la hora de trabajar.
El billete no lo es todo en esta vida. Claro que ayuda bastante a darte unos gustitos y a pagar las cuentas —pobre tarjeta de crédito— pero aún así no es decisivo a la hora de quedarte en un trabajo.
¿Que más se considera entonces? Pues lo que diga el corazoncito según los tratos recibidos, es decir, el salario emocional. Parece novedoso, pero no lo es, siempre ha estado entre los ausentes que más se reclaman a la hora de trabajar.
Digamos que un anticipo de ese salario no económico sino más bien de calidad de tu entorno laboral, ya te lo da la empresa por obligación: jubilación, los décimos —que te ayudan a endeudarte con más soltura— seguro médico público y liquidaciones pagadas a tiempo. Eso es lo mínimo que se exige en Ecuador.
Ya otros beneficios —que ayudan a pensarte más si te quedas o te vas de esa oficina— podría considerarse un seguro médico privado, becas estudiantiles y hasta tecnología actualizada para que sientas que a la empresa sí le importas.
Esto no es una cuestión romántica inventada. Aunque es cierto que nos arranca suspiros idealizando la otra parte de tu compensación laboral nunca vista. Por ejemplo, un académico español en Recursos Humanos, Patricio Jiménez, da una pista de qué otras estrategias son válidas para hacer real el tan ansiado salario emocional:
- Políticas de flexibilización horaria. ¿Rico salir un poco antes los viernes, no?
- Reducción de jornadas para procurar el equilibrio entre la vida personal y familiar de los colaboradores.
- Políticas de capacitación y formación hacia los colaboradores. ¿Qué bueno sería aprender un poco más, cierto?
Todo esto porque el desarrollo personal cuenta y es una buena idea para terminar con el agotamiento de los empleados.
Es tan importante que dentro de los trabajos de tesis, este tema también se analiza. En Ecuador, por ejemplo, la Pontificia Universidad Católica del Ecuador (PUCE) cuenta en su repositorio con uno titulado así ‘El impacto del salario emocional en la calidad de vida de los colaboradores’.
Bueno, queda claro que ese salario es todo menos lo monetario, pero sí significan retribuciones que suman a la satisfacción personal. Hay organizaciones incluso, que se dedican a promover esta área, como es el caso de Fundación Factor Humana.
Ellos proponen un manifiesto para hacer que la calidad de vida de los trabajadores aumente y no desfallezca en la terrible rutina.
1. La persona como valor.
2. Ética y buen gobierno.
3. Igualdad de oportunidades y diversidad.
4. Desarrollo y empleabilidad.
5. Transparencia, comunicación y participación.
6. Seguridad, salud y bienestar físico y emocional.
7. Retribución equitativa y justa.
8. Flexibilidad y equilibrio en las esferas vitales.
9. Corresponsabilidad en las relaciones laborales.
10. Innovación y creatividad.
¿Será que un día se te compone la vida con esto? Pues no todo está perdido y el salario emocional podría estar cerca de aterrizar en esa oficina que hasta ahora parecía aburrida.