Exclusivo
Actualidad

Escuela de fútbol en Quito recibe a niños sin recursos y les cambia la vida
Leidy Ayoví, una exjugadora profesional ayuda a niños a cumplir su sueño en el fútbol. Equipos reconocidos tienen en la mira a algunos de sus alumnos
En la Academia de Fútbol Ayoví no se habla solo de goles y formaciones tácticas. Se habla de esperanza. Y una de las historias más conmovedoras que brota de esta cancha, ubicada atrás de la Tribuna del Sur, en el sur de Quito, viene de un pequeño niño venezolano.
Con la timidez propia de quien no tiene nada pero sueña con todo, se acercó a la entrenadora Leidy Ayoví y le pidió el uniforme del club para ser parte del equipo. Lo más impactante no fue el pedido, sino la forma de pagarlo: un puñado de monedas de centavos, ahorradas con esfuerzo tras ayudar a parquear autos en las calles.
¿Quién es Laidy Ayoví?
Leidy, una exfutbolista profesional con recorrido en clubes como El Nacional, Aucas y Deportivo Quito, no dudó en acoger al pequeño. “Acá unos pagan la mitad, otros no pagan nada. Pero si tienen ganas de jugar y mejorar su vida, son bienvenidos”, asegura.

Su academia, fundada hace casi tres años, se ha convertido en un refugio para cerca de 40 niños y niñas que entrenan tres veces por semana, no solo para mejorar su juego, sino para alejarse de los vicios de la calle. “Un jugador más en la cancha es un niño menos en la calle”, dice Leidy con convicción.
Ella sabe, por experiencia propia, que el fútbol puede cambiar vidas. Por eso, además de enseñarles a controlar el balón, les enseña a tener disciplina, sueños y carácter. En su academia hay categorías sub 9, 10 y 12. Cada fin de semana, los niños que mejor se desempeñan en los entrenamientos son convocados para representar al club en torneos locales.
Posibles fichajes
Algunos ya han sido vistos por representantes de equipos como Independiente del Valle, lo que valida el propósito de la academia que consiste en abrir caminos para quienes tienen talento, pero no siempre los recursos.

El caso del niño que pagó con monedas no es el único. Muchos de los que llegan a la Escuela Ayoví vienen de entornos vulnerables, donde el fútbol es su única vía de escape. “Este espacio no es un hobby. Para muchos de ellos es su única esperanza de llegar a un equipo grande”, explica la entrenadora, quien no solo dirige, sino también escucha, aconseja y contiene.
Leidy sabe lo que es luchar contra la adversidad. Ella misma empezó con solo cinco alumnos. Tomó la difícil decisión de dejar el fútbol profesional para dedicarse de lleno a su proyecto, convencida de que no podía formar jugadores desde lejos. “No es lo mismo dejar que alguien te ayude, que estar tú al frente. Esta es mi escuela y yo tengo que estar aquí”.
Un Copa de fútbol vacacional
La entrenadora también está organizando la primera Copa Ayoví, un torneo vacacional que reunirá a varias escuelas de fútbol en categorías sub 8, 10 y 12. La idea es seguir creando espacios donde los niños puedan competir, crecer y mostrarse, en un ambiente sano y motivador.

Más allá de los trofeos o los resultados en la cancha, lo que mueve a Leidy cada mañana es ver cómo sus jugadores se convierten en niños seguros, alegres y comprometidos. “Hay que ser empáticos. No todos tienen las mismas oportunidades, pero todos merecen soñar”, afirma. Y en su escuela, los sueños sí cuentan, incluso cuando se pagan con monedas.
¿Quieres acceder a todo el contenido de calidad sin límites? ¡SUSCRÍBETE AQUÍ!