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Esmeraldas: Abuelos de 'Las Palomas Muertas' aún siguen metiendo ficha en el vóley

Unos 30 hombres de entre 60 y 80 años viven con alegría la tercera edad. Hacen deportes y hasta quieren legalizar su club.

Empezaron con una cancha de ecuavoley, hoy ya tienen 3 y mucha gente llega a verlos.
ag-periodistasLuis Cheme

Un grupo de ‘panas’ de la tercera edad de la parroquia La Unión, en Quinindé (Esmeraldas), ha decidido vivir su vejez con alegría y un poco de jocosidad. Con edades entre los 60 y los 80 años, ellos se jactan de ser los socios fundadores del club de ‘Las Palomas Muertas’.

Todas las tardes, cuando no llueve, ellos se reúnen para poner en movimiento sus esqueletos en una cancha de ecuavoley ubicada en el barrio Santa Rosa, donde descubrieron que la mejor terapia para estar sanos es el deporte.

No se avergüenzan de pertenecer al club de las “Las Palomas Muertas”, una frase coloquial que hace alusión a la pérdida de la vitalidad sexual producto de la vejez. Por el contrario, algunos dicen que en su juventud y con tiempo le dieron rienda suelta a los placeres de la carne y ahora están enfocados en disfrutar de otras cosas de la vida, como el voley.

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Marcelo Muya juega de servidor y tiene 70 años. Se siente orgulloso de pertenecer al club y dice que el nombre del grupo se debe a que los hombres a partir de los 60 años ya no actúan como se debe en la intimidad.

Ah, eso sí, asegura que ese no es su caso, ya que no hay nada que un buen batido de borojó no solucione. “Aún estoy papelito, para unos tres partidos seguidos sin parar”, dice mientras sonríe este comerciante nacido en Cuenca, criado en Machala y que vive hace más de 40 años en la parroquia La Unión.

A Luis Gonzabay, de 62, se le hincha el pecho cada vez que dice que es integrante de este particular y peculiar grupo, aunque asegura que su ‘paloma’ aún se alimenta en distintos graneros. “Soy del grupo de Las Palomas Muertas, pero todavía me subo al árbol unas tres veces por semana”, menciona el hombre antes de soltar una estruendosa carcajada.

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Para este ciudadano, divorciado hace 15 años, el secreto para mantener a la ‘paloma’ viva es alimentarla con lo que se avance a comer. “Lo que se pueda, lo que Diosito nos manda”, asegura entre risas.

Los orígenes

El club de ‘Las Palomas Muertas’ de La Unión, de Quinindé, tiene 30 integrantes, todos jubilados, que se reúnen por las tardes para hacer deporte.

El grupo se creó de forma espontánea durante la pandemia de la COVID-19, en mayo de 2020. Ángel Hidrovo, presidente de la agrupación, cuenta que se pusieron de acuerdo para construir una cancha de ecuavoley que les permitiera salir del encierro, recrearse y realizar actividad física. Fue así que escogieron el barrio Santa Rosa, donde empezaron con una cancha; actualmente hay tres.

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Este espacio congrega cada tarde a no menos de 50 personas y la aspiración de sus integrantes es tener en el corto o mediano plazo personería jurídica y abrir espacio a más miembros de la tercera edad. “Estamos realizando las averiguaciones para estar legalmente constituidos”, aseguró uno de los fundadores del grupo.

Todos saben dónde están

Quien bautizó al grupo con el nombre tan llamativo fue Raúl Torres, quien falleció hace poco más de un año. “El nombre quedó grabado en la mente de la gente, incluso al sector se lo denomina así. Usted pregunte dónde queda la cancha de ‘Las Palomas Muertas’ y todo mundo en La Unión le va a dar razón”, enfatiza Marcelo Muya.

Y la cancha se ha hecho tan conocida que ahora no van solo los más ‘veteranos’, sino de todas las edades y hasta mujeres.

Así, la fama del club se ha expandido por toda La Unión, cualquier taxista o conductor de tricimoto conoce el sitio y puede llegar sin problemas. Y seguro que ahí la pasará muy bien, porque donde hay una paloma muerta también puede haber felicidad... todo es saber cómo buscarla.