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Diario Extra Ecuador

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De ‘shopping’ en el puente de San Roque

Tradición. El mercado de San Roque funciona desde hace 37 años y es uno de los lugares de expendio más grandes de la capital.

El mayor movimiento se registra en los días de feria: martes, viernes y sábados. Sin embargo, siempre hay quienes trabajan todos los días.

El mayor movimiento se registra en los días de feria: martes, viernes y sábados. Sin embargo, siempre hay quienes trabajan todos los días.Gustavo Guamán/ Extra

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Las maletas y costales se abren de a poco, unas cuantas telas se extienden en el piso de cemento para montar los improvisados locales comerciales sobre el puente de San Roque.

Al inicio de este paso peatonal que se ubica sobre la avenida 24 de Mayo, en el centro de Quito, se pueden hallar cosméticos usados. Una paleta grande de sombras puede costar hasta cuatro dólares, así como labiales a medio utilizar, pinceles que les faltan unas cuantas cerdas y perfumes.

“Vea nomás, pruébese sin compromiso. Si quiere le rebajo el precio”, dice la vendedora.

Más adelante y en medio de un poco de desperdicios de comida están las herramientas a la venta.

En este puesto se exhiben extensiones eléctricas, tornillos, tuercas, martillos, entre otras herramientas en su mayoría oxidadas, pero acomodadas de tal forma que todas tengan un espacio para la vista del potencial comprador.

“Estas son cosas usadas que nos vienen a vender y nosotros ofertamos”, dice otro vendedor.

Como un pasillo de centro comercial, los usuarios van ‘echándole el ojo’ a varios artículos que con una ‘limpiadita’ se pueden volver a utilizar.

La sección de ropa es un poco más extensa y diversa. Sobre el muro del puente, los comerciantes colocan las prendas de tal manera que le ayudan hasta a combinar la ‘pinta’ completa.

“Están bien lavadas y planchas”, le dice la expendedora a una muchacha que se acerca a ver una falda. La chica mira la prenda, se la coloca sobre la cintura, lo piensa, pero no se anima a la compra.

Los zapatos usados se acomodan ordenadamente, incluso por colores. Los precios varían entre los cinco y diez dólares el más nuevito.

Un hombre de cabeza blanca y poncho se acerca a la vitrina y se fija en un par de deportivos blancos. Los que tiene puestos se ven aún más gastados que los que están en oferta sobre el puente y necesita otros para seguir con las labores de cargador en el mercado que funciona junto a este puente.

De hecho, todo este espacio es la extensión de la actividad comercial de este centro de expendio, es por ello que además de los artículos usados, también están las verduras y algunas frutas de la Sierra ecuatoriana.

No es de extrañarse tampoco que junto a los aparatos como las licuadoras o las duchas se encuentren peluches, muñecas de trapo o muñecos de acción con un brazo faltante o con grafitis en el rostro.

Preocupación

A pesar de la dinámica comercial y económica que representa el lugar, sobre todo para personas de escasos recursos que compran lo que necesitan a precios muy cómodos.

Algunos vecinos de la zona afirman que es una especie de “mercado negro”, pues algunas cosas que se expenden allí podrían ser de “dudosa procedencia”, sobre todo celulares y cámaras fotográficas.

“Aquí hay todo lo que se pueda imaginar. Es más si le robaron puede venir a buscar sus cosas acá”, comenta una visitante del lugar.

Cuenta además que no hay presencia policial o que “ya no hacen caso”, ya que el lugar es conocido como una cachinería y un sitio peligroso de transitar. Y que entre los artículos más cotizados están las vestimentas de etnias de la Sierra ecuatoriana.

“Las prendas indígenas son más costosas. A una chica le dejaron casi desnuda, menos mal estaba con enagua”, comentó.

Los martes, sábados y domingos son los días en que esta feria libre tiene más acogida. “Esos días no hay dónde poner un pie”, manifiesta.

El movimiento inicia pasadas las siete de la mañana hasta el mediodía, luego el clima impredecible de Quito pone a todos a recoger sus ventas para que no se echen a perder.

En el recorrido también se encuentran bolsos, repuestos de celulares, revistas y libros que aunque ajados y descoloridos siempre encuentran un nuevo dueño. (DMA)

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