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El rey del gol virtual
Pese a la artritis crónica juvenil con la que convive, Daniel Córdova es un experto jugador del Pro Evolution Soccer. Ha ganado torneos nacionales y es uno de los mejores de Latinoamérica.

Daniel, que se muestra muy seguro de sí mismo, aspira a ser un próspero hombre de negocios.
Aguza la mirada, afina la técnica, se prepara. Daniel Córdova mueve a sus hombres en el terreno de juego: Neymar Jr. va hacia el costado izquierdo, coloca a Luis Suárez en posición de ataque y deja a Lionel Messi en la derecha. Frente al televisor de su casa, en el suburbio oeste de Guayaquil, él juega a ser Pep Guardiola, Zinedine Zidane, ‘Cholo’ Simeone o algún otro entrenador que lo inspire. “Quien juega bien debe sentirse un poco director técnico, porque a veces el partido se pone apretado y debes resolver”, explica serio a EXTRA.
La vida de este joven de 26 años, ganador de varios torneos de Pro Evolution Soccer (PES) en Ecuador y participante en otros a nivel internacional, tiene mucho de esas características que forjan el espíritu de los DT más aguerridos: estrategia, paciencia y voluntad. Las herramientas de Daniel son, además de su brillante cabeza, la sorprendente velocidad y habilidad con la que mueve sus pequeños dedos, una de las pocas partes de su cuerpo que no se ha visto totalmente afectada por la artritis crónica juvenil que padece desde hace 15 años.
–¿Han hablado de cómo será su vida a futuro, cuando usted ya no esté con él?
–Sí, claro. Pero él me dice que ahí veremos. Nosotros vivimos un día a la vez.
Rosa Castillo es la mamá de Daniel. Además de ayudarlo con su aseo, de cambiarlo de ropa, de trasladarlo de la cama a la silla de ruedas y en las noches a la cama de vuelta, es también su cómplice: con ella ha hecho todos los viajes a los que le ha llevado su pasión por los videojuegos. El año pasado se fueron juntos a Lima, donde le designaron como uno de los cuatro mejores jugadores de Pro Evolution Soccer en Latinoamérica. Es cierto: Daniel depende de Rosa, pero para ella la vida sería muy árida sin su único hijo.
Todo comenzó, cuenta ahora, con un insignificante dolor de garganta cuando Daniel tenía 11 años. Antes, él llevaba una vida normal, como la de cualquier niño de su edad. Pero las molestias evolucionaron hacia un dolor articular, que fue incapacitándolo cada vez más hasta que las secuelas de la enfermedad, “no oportunamente diagnosticada”, se empezaron a hacer visibles y dejaron a Daniel con un gran porcentaje del cuerpo afectado. Hoy su artritis se encuentra estabilizada, pero las consecuencias son irreversibles.
Daniel, Rosa, los hermanos de ella y algunos primos viven desde siempre en la misma casa de dos plantas, bajo el mismo techo. Todos forman una gran familia.
–Ante este escenario, ¿cómo es la vida para ustedes?
–Ha sido dura, pero no nos hemos detenido. Claro, con algunas restricciones, pero todos hacemos nuestra vida normal. Daniel es muy independiente. No nos hemos estancado.
El mundo de los torneos
Ocho medallas y una mesa de galardones después, Daniel sabe que su mal no va a detenerlo. El último torneo que ganó fue el organizado por la Federación Ecuatoriana de PES a mediados de julio pasado. En la página oficial de Facebook de esta agrupación, está el registro fotográfico de aquel triunfo. Allí se ve a Daniel sonriendo junto a sus contrincantes, sosteniendo el trofeo con las manos, que descansa sobre su regazo.
Pero su historia con los videojuegos empezó de muy pequeño, a los 4 años, con la primera consola y título que le llegaron: el mítico Mario Bros de Nintendo. Con 12, apenas uno después de su diagnóstico, jugó fútbol en un videojuego por primera vez con la primera playstation que existió. Luego de probar Winning Eleven, Daniel nunca más volvió a soltar los controles.
–¿En algún momento se te ha hecho difícil manejar las palancas?
–No. No juego con dificultad, tengo mucha movilidad en los dedos y desde siempre fue así. Yo creo que todo el mundo lo puede hacer, no sé por qué no lo hacen (risas).
Su vida de jugador online comenzó con la playstation 3. Y con ella, también llegó su fulgurante crecimiento en el mundo del fútbol virtual, donde ya podía competir con otros aficionados. Al inicio, jugaba únicamente con amigos cercanos, excompañeros y otros ecuatorianos. Luego amplió su círculo con fanáticos de países como Argentina, Chile y Perú. Ahora, tras haber ganado tantos torneos acá y habiendo competido en el extranjero, le encantaría estar en un mundial.
La oportunidad estuvo a punto de llegarle en 2016. Todos los años, Konami, la compañía desarrolladora del Pro Evolution Soccer, se encarga de realizar este evento en la misma ciudad donde se juega la final de la UEFA Champions League. Dentro de la competición en línea, se van disputando eliminatorias. Daniel estuvo a punto de clasificar por Ecuador. Pero un jugador panameño, que luego obtendría el tercer puesto en el campeonato, se quedó con su plaza.
–¿Cómo te sentiste cuando eso pasó?
–Creo que soy un buen perdedor, porque para mí a veces perder está bien. Jugar te enseña eso.
Los sueños de verdad
Aunque este semestre prefirió hacer una pausa y no entrar a la universidad, Daniel cursa a distancia la carrera de Contabilidad y Auditoría, área en la que estuvo trabajando hace algunos años en una empresa del sur de la ciudad. Y aunque disfruta del fútbol, la estrategia, de ver jugar al Barcelona Sporting Club, de la interacción y los amigos, asegura que eso no lo es todo para él. Es más, está muy lejos de serlo.
Sus anhelos van en otra dirección. Desea el éxito real de otras maneras. Admira a los hombres de negocios y la vida empresarial. “Algún día quiero ser parte de ese mundo”, asiente sonriendo, soñando.
–¿Hay algo que te entristezca?
–La verdad, debe haber algo, pero yo soy un ‘man’ bien optimista. Mi palabra favorita es ‘mañana’. Si algo no se me da hoy, luego podrá ser. Todo es posible.