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Familiares de desaparecidos y fallecidos entregaron carta al presidente
En el escrito piden que los casos no queden en la impunidad. Han pasado años de los incidentes y hasta el momento no hay respuestas

Familiares con las fotografías de personas desaparecidas.
Mariana Madera no ha podido secar sus lágrimas pese a que el asesino de su hija Estefanía, ya está en prisión. El 26 de enero de 2010 la joven laboraba en horario nocturno como operadora de una cooperativa de taxis, cuando un compañero ingresó a la central, ubicada en el Comité del Pueblo, norte de Quito, la golpeó y la estranguló con un cable.
En diciembre de 2015, el Tribunal Séptimo de Garantías Penales de Pichincha lo sentenció a 16 años de cárcel, condena que ahora está ejecutoriada. La voz de Mariana se ‘quiebra’ al recordar la noche del incidente, pese a que han pasado más de siete años, la pérdida de su hija le obliga a luchar por las familias que viven situaciones similares.
La mañana del 10 de julio, ella junto a otros familiares de personas desaparecidas o fallecidas de forma violenta entregaron un oficio al presidente Lenin Moreno para solicitarle agilidad en los procesos de “búsqueda de la verdad”.
Con el escrito planean renovar el compromiso que se generó durante el gobierno anterior.
Dentro de la organización a la que pertenece Mariana, existen 545 familia que afrontan historias como la suya. María Lourdes Mejía aún busca a su hija Fernanda, quien desapareció en 2010, después de encontrarse con su expareja y padre de sus dos hijos. “Se acogió al derecho del silencio”, refirió dolida. Años más tarde, el sospechosos de la desaparición de la chica fue implicado en la muerte de una joven, por lo que recibe una pena de 25 años tras las rejas.
Hechos de esa magnitud hacen que los familiares continúen buscando a sus allegados. “Siento que se están debilitando los procesos por eso mi pedido a la presidencia”, refirió la madre, cuyo mayor tormento es “ni siquiera poder ver a los nietos”. Rosario Martínez tampoco ha encontrado paz. Su esposo, Segundo Mayanquer, salió a laborar en Tabacundo, cantón Cayambe, en diciembre de 2014 y nunca más volvió. Días después de la desaparición, les alertaron sobre el secuestro del hombre. Los implicados en el hecho están sentenciados a 17 años cuatro meses por secuestro extorsivo. “dicen que lo quemaron, pero no encontramos el cuerpo”, dijo la mujer ‘ahogada’ en lágrimas.
María del Carmen Alvarado acompaña en el dolor de la mujer y cuando el llanto brota extiende un pedazo de papel a las apenadas mujeres. Sin embargo, su pena también es enorme. Su hijo Josué Washington Yaselga, desapareció en mayo de 2014. El joven padece una discapacidad intelectual desde la infancia y fue visto por última vez por La Pasteurizadora, sur de Quito. “No se sabe más de él ”, precisó. Algunas veces la mujer alberga la esperanza de que el joven fue rescatado por alguien que ahora lo cuida, pero otras veces teme lo peor “tráfico de órganos”, sentenció.
Pese al sufrimiento que les ha ocasionado la ausencia de sus familiares, las señoras coinciden en que los casos no deben quedar en la impunidad y que es necesario investigar a fondo. Ana Villota aún espera el regreso de su hija Jaqueline Hernández, quien el 9 de septiembre de 2011 salió a verse con su novio. El hombre trabajaba como controlador de un bus Tola – Pintado y junto con el conductor indicaron no saber qué pasó con la chica. Ambos están libres.