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¡Filas de damnificados buscan recuperar sus viviendas!

Hernán Lucas, Manta (Manabí)
Emilio Mero, de 64 años, esperaba con las escrituras de su vivienda destruida un turno para llegar hasta la mesa donde debía ingresar sus datos y poder ser beneficiario de un posible bono de reconstrucción de su casa.
El hombre perdió su inmueble y ahora, junto a tres miembros de su familia, reside con un amigo. En los predios del hotel Oro Verde, ubicado en la avenida Malecón, varios militares ingresaban los datos de los perjudicados del terremoto del pasado 16 de abril.
“Vivía en el barrio La Paz, de Manta, se me cayó mi casa, vine porque mis hijos vieron ayer (domingo) en las redes sociales que iban a inscribir a las personas que lo perdimos todo para darnos un techo”, indicó Luis, mientras agachaba la cabeza leyendo una y otra vez la carpeta con las escrituras.
Lo que Luis, ni los cientos de personas que hacían fila desde la madrugada en los perímetros del hotel Oro Verde, no sabía era que, al parecer, las redes sociales lo engañaron, ya que la gente se alborotó.
Margarita Kaviedes, concejala de Manta, explicó que esta es una primera fase para una posible ayuda.
“Lo que se hace acá es ingresar datos de perjudicados ante daños en sus viviendas, verificar la evaluación de los perjuicios y, sobre el resultado, permitirles ingresar a las mismas para que puedan sacar sus enseres. Cada uno de ellos irá acompañado por uniformados y miembros del Cuerpo de Bomberos. Luego de eso vendrá la selección para la ayuda”, indicó la funcionaria municipal.
La concejala manifestó que posiblemente se van ubicar casas provisionales en terrenos que sean seguros.
Ángela Mantuano, de 45 años, es otra de las perjudicadas que llegó ante el anuncio en las redes sociales y después de la entrevista se enteró de la realidad.
“Pensaba que me iban a dar mi casita, pero me dicen que primero van a evaluar y permitir sacar algo si es que se puede. Algo es algo. Nos pidieron los nombres y direcciones de las viviendas perjudicadas”, señaló Mantuano.
Ella perdió todo, pero agradece a Dios por tener con vida a su familia.Su residencia está ubicada en la zona de desastre, en la parroquia Tarqui.
En el centro de la ciudad aún se vive la tensión y el apuro de salir adelante ante la catástrofe. En las partes altas se divisan cientos de familias en casas improvisadas y en los barrios militares repartiendo raciones de comida.