La reciente confrontación armada de doce días entre Irán e Israel, ya bautizada por el presidente de EE.UU., Donald Trump, como la “guerra de los 12 días”, ha llevado al Medio Oriente a un punto de tensión sin precedentes en su historia reciente. 

A pesar de una enemistad histórica que comenzó con el ascenso del régimen islámico iraní en 1979, ambos países habían evitado hasta ahora un enfrentamiento militar abierto, optando por mantener su antagonismo en las sombras. Durante décadas, esta pugna se ha expresado a través de maniobras indirectas: 

• Sabotajes estratégicos.
• Asesinatos de figuras clave .
• Choques en escenarios ajenos a sus fronteras.

Entre las confortaciones destacan Hezbolá, Hamás y los hutíes, que han actuado como intermediarios en una guerra prolongada pero oculta. La actual ofensiva marca un cambio en la dinámica del conflicto, que deja atrás el sigilo para mostrar su cara más explícita y peligrosa.

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La masacre cometida por Hamás el 7 de octubre de 2023 en el sur de Israel, que dejó más de 1.200 muertos y 251 personas tomadas como rehenes, provocó una reacción militar inmediata y feroz por parte del Estado israelí sobre la Franja de Gaza, detonando una ola de violencia que ha sacudido los cimientos del equilibrio regional mantenido en años anteriores.

Este repunte del conflicto ha empujado a actores externos, como Irán, a intervenir de forma más directa. En abril de 2024, Teherán rompió con su política de contención indirecta y llevó a cabo su primer ataque directo contra territorio israelí, justificando la acción como represalia por el bombardeo de su embajada en Damasco, donde murieron altos oficiales de su Guardia militar.

Este episodio simbolizó el colapso definitivo de las barreras tácitas que hasta entonces habían contenido el conflicto entre ambos países.

Ataque israelí a Irán marco el inicio del conflicto abierto

La tensión latente entre Irán e Israel se transformó en guerra abierta el pasado 13 de junio de 2025, tras un ataque inesperado lanzado por Israel bajo el nombre de "Operación León Ascendente". Esta ofensiva fue presentada por el gobierno israelí como una medida destinada a frenar el programa nuclear iraní, y fue posible, en parte, por las fallas defensivas detectadas en el sistema militar de Teherán.

El operativo logró destruir más de 200 objetivos considerados estratégicos, entre ellos instalaciones nucleares clave como Natanz, Fordow e Isfahán, así como fábricas de armamento. Esta operación no solo significó una escalada sin precedentes, sino que actuó como el desencadenante directo de un conflicto armado que, en menos de dos semanas, dejó centenares de muertos en Irán y casi una treintena en Israel.

Trump actúa mientras Irán duda entre responder o ceder

El pasado sábado marcó un punto de inflexión en el conflicto cuando Estados Unidos decidió involucrarse activamente, lanzando un ataque contra tres centros nucleares en Irán. Pese a haber declarado dos días antes que aún evaluaba su posible participación y que tomaría dos semanas para reflexiona, Trump ya había autorizado la ofensiva.

Aquellas declaraciones fueron parte de una estrategia para despistar al gobierno iraní mientras la operación secreta, conocida como "Martillo de Medianoche", ya se desarrollaba. Una vez más, el régimen iraní se vio en la encrucijada de escalar el conflicto como respuesta o abstenerse y arriesgar su imagen internacional.

Desacuerdo entre Israel y EE. UU. sobre impacto nuclear

La intención declarada de Israel al iniciar su ofensiva militar fue frenar significativamente el avance del programa nuclear iraní. El Ejército israelí aseguraba haber logrado un retroceso de "años" en los planes atómicos de Irán, los informes de inteligencia de Israel y Estados Unidos difieren, y sugieren que el impacto real podría haber sido mucho menor, con un retraso estimado de apenas unos meses.

Irán ha alcanzado un nivel de enriquecimiento de uranio del 60 %, situándose peligrosamente cerca del umbral del 90 % que permite fabricar armas nucleares. A pesar de las operaciones militares israelíes, los analistas reconocen que estas solo podrían lograr un retraso temporal, que oscilaría entre dos semanas y algunos meses.

Luego de casi dos semanas de enfrentamientos que resultaron en cientos de víctimas, con al menos 610 civiles muertos en Irán y 28 en Israel, ambas naciones han aceptado una pausa en el conflicto. 

Sin embargo, esta tregua está envuelta en incertidumbre, no se conocen sus cláusulas, ni si se alcanzaron concesiones de alguna de las partes. Lo que sí se sabe es que la propuesta provino de Washington, en colaboración con el gobierno de Qatar.

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