Lo que comenzó con la denuncia contra el médico ecuatoriano Adrián Castillo por presunto fraude en el Examen Único de Ingreso a Residencias Médicas 2025 ahora salpica a varios compatriotas en Argentina y pone en jaque la reputación de toda la comunidad médica ecuatoriana.

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Un caso que destapó una red de fraude

El 1 de julio de 2025, el médico ecuatoriano Adrián Castillo, graduado de la Universidad de Guayaquil, fue descubierto utilizando gafas inteligentes para grabar el examen en el Parque Olímpico de la Juventud. Según la denuncia del Ministerio de Salud de la Nación, las preguntas eran enviadas a un colaborador externo, quien devolvía las respuestas a otros postulantes.

El fraude salió a la luz cuando Castillo obtuvo 92 puntos —uno de los puntajes más altos—, a pesar de que en el Hospital Británico había registrado solo 69. Las investigaciones descubrieron chats en Telegram y WhatsApp, además de intentos de vender el examen por hasta 2.500 dólares. La justicia ordenó decomisar celulares y tomar declaraciones a los responsables de la prueba.

Los nuevos exámenes confirman las sospechas

Medios argentinos reportaron que, al repetirse el examen, los resultados cambiaron drásticamente. Castillo descendió al puesto 504 de 592 en anestesiología. Otros médicos ecuatorianos también registraron caídas significativas:

• Un egresado de la Universidad Central bajó de 95 a 64 puntos.
• Una médica de la Universidad Eloy Alfaro de Manabí pasó de 95 a 51.
• Una aspirante de la Universidad Técnica de Manabí no superó los 40 puntos.

Estas diferencias reforzaron los señalamientos sobre la existencia de una red organizada para manipular los resultados del examen.

Un golpe a la reputación médica ecuatoriana

Aunque las denuncias afectan solo a un grupo limitado de postulantes, el impacto ha salpicado a toda la comunidad médica ecuatoriana en Argentina. Una cardióloga ecuatoriana, residente en Buenos Aires desde hace cuatro años, contó a EXPRESO:

“Psicológicamente sí nos ha afectado, porque muchas personas ahora tienen una percepción generalizada negativa de los médicos ecuatorianos y los señalamientos vienen para todos. La mayoría todavía necesitamos hacer algún tipo de especialidad y ahora lo vamos a tener más difícil con los ajustes que se están haciendo”.

La especialista señaló que, aunque ya completó su residencia, las nuevas generaciones enfrentarán mayores obstáculos:

“Argentina cerró la posibilidad a todas las universidades del Ecuador que no estén avaladas por la Federación Mundial de Educación Médica (WFME). Eso significa que los próximos médicos deberán buscar otros países para hacer su residencia. Tengo familiares que querían venir en 2026 y ya no podrán hacerlo”.

Nuevas restricciones y consecuencias inmediatas

Tras el escándalo, el Ministerio de Capital Humano de Argentina decidió que solo se convalidarán títulos médicos de universidades acreditadas por la WFME. En Ecuador, solo tres instituciones cumplen con esta exigencia:

• Universidad de Las Américas (UDLA)
• Pontificia Universidad Católica del Ecuador (PUCE)
• Universidad Internacional del Ecuador (UIDE)

Miles de egresados de otras universidades quedarán en desventaja para continuar su formación en Argentina. Además, el Ministerio de Salud argentino modificó el cálculo del ranking, otorgando cinco puntos extra a los egresados de universidades nacionales, una medida que generó apoyo local, pero también fuertes críticas entre médicos extranjeros.

La respuesta de Ecuador

Ante la crisis, la Cancillería de Ecuador, junto con la Senescyt y el CACES, emitieron un comunicado defendiendo la calidad de la formación médica en el país. Recordaron que las 22 carreras de medicina tienen acreditación nacional y que el CACES ya fue declarado elegible por la WFME como organismo evaluador, lo que abre la puerta a futuras acreditaciones internacionales.

Sin embargo, el daño reputacional ya está hecho. Como advierte la cardióloga entrevistada:

“Uno trata con vidas humanas, no puedes tratar de copiarte o hacer cosas que no están dentro de la ley. Lastimosamente ahora muchos ven con malos ojos a los ecuatorianos en general”.

Lo que parecía un hecho aislado ahora amenaza la confianza en la medicina ecuatoriana a nivel internacional.

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