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¡Gata llegó a buscarlo, pero estaba muerto!
Stalin Carrión Martínez, Guayaquil
Su pelaje blanco y negro contrastaba con la pared melón por la que saltó hasta una ventana. Apoyada en la verja se movía de un lado a otro desesperada por entrar. Aruñaba las hojas de madera y vidrio, pero no se abrían. La gata no sabía qué hacer.
La tierna felina quería ingresar a la vivienda de César Washington Chávez Onofre, el hombre que la alimentaba cada día, pese a que no era suya y desconocía su nombre. Eso a él no le interesaba. Amaba a los animales, según contaron sus vecinos.
Al parecer, el olfato de la minina le advertía que su amigo estaba muerto. Ayer, aproximadamente a las 08:00, fue encontrado sin vida por uno de sus hijos, tendido en el suelo entre cartones y algunos de los tantos libros que leyó durante sus 71 años.