Así es el guayaco, quien puede estar pasándola ‘jodido’, pero de todo saca un chiste. Termina gozando y haciendo reír a los demás.

Él se burla de su ‘chirez’, la infidelidad, de lo ‘mandarina’ del pana, de la pérdida del ‘otro’ equipo y hasta te saca sonrisas en pleno velorio, señala el sociólogo Juan Salazar.

Para el actor cómico Leonardo ‘Chino’ Moreira, el humor del ‘mono’ es burlesco, sin caer en la ofensa.

Su colega David Reinoso considera que cada región tiene lo suyo. “La capital tiene la sal quiteña, pero nosotros somos ‘gozones’. Usamos el famoso ‘viii...’ cuando hablamos de las inclinaciones sexuales de nuestros amigos”, expresa.

Respecto a los apodos, indica que los rasgos físicos predominan. “A mí me decían ‘Pipí con lentes’, porque siempre usé anteojos”, recuerda Reinoso.

Tomás Delgado, actor que interpreta a la Vecina, afirma que apodar viene desde el colegio. “Solo se conocía a los amigos por los apellidos y sobrenombres”, manifiesta.

“Llegan a ser su identidad hasta la muerte y en muchos casos los heredan (Pulpín Jr.)”, agrega el actor callejero Efraín Pardo, quien menciona que él y sus compañeros le cantan la ‘plena’ al público, a través del humor. “Es como encender un ventilador y al que le cae, le cae...”, declara.

“Los artistas de la calle representan nuestra forma de ser de manera cómica y a la gente le gusta cuando se ve reflejada con humor, dice: ‘La plena que así soy’ y se ríe”, señala Reinoso.

El teatro callejero es una fuente de carcajadas y por más de 20 años lo disfrutó Delgado, quien se presentó en los parques Centenario, Seminario, etc. “Es la mejor escuela y la improvisación es tu mayor aliada”, dice.

Ahora el humor de las calles también está en las redes sociales. “Hacemos videos de entretenimiento y tenemos clientes, la risa hace plata”, asegura Moreira.

No hay nada que hacer: una de las riquezas del guayaco es su capacidad de reírse en toda situación.