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Los habitantes deben elegir entre la caminata y las tricimotos.Mariuxi Cáceres / EXTRA

Las tricimotos las salvan de andar ‘a pata’

Estos vehículos trasladan a los vecinos de la coop. Reinaldo Quiñónez, al noroeste de Guayaquil. Ellos aseguran que otros medios de transporte no quieren ingresar al sector por el mal estado de las calles.

Yessenia Vásquez viaja bien agarrada a los fierros del techo de una tricimoto. Este es el único medio de transporte que le evita caminar por las enlodadas calles de la cooperativa de vivienda Reinaldo Quiñónez.

El bus que la lleva más cerca de su casa, ubicada en este sector del noroeste de Guayaquil, la deja en la entrada de la cooperativa San Ignacio de Loyola y desde allí debe tomar uno de estos pequeños medios de transporte, que laboran desde las 05:30 hasta las 20:00.

Los moradores ya se han acostumbrado a estos vehículos, pero ‘sufren’ cuando les ‘coge la noche’ porque después de las ocho les toca avanzar a pie. “Lo más triste ocurre en invierno, porque tenemos que caminar sobre calles con lodo. Hasta la San Ignacio de Loyola llegan los buses, pero acá ya no vienen y cuando no hay tricimotos nos toca caminar”, comenta Marina Delgado, quien destaca que uno que otro chofer se queda ‘cachueleando’ hasta más tarde, pero no ocurre todos los días.

Si tienen alguna emergencia nocturna, les toca pedirle ayuda a algún vecino que tenga un vehículo porque, según dijeron, los taxistas tampoco ingresan al lugar.

“En lo que respecta a transporte, la vida es dura en este barrio”, agrega el morador Héctor Mendoza.

Con horario

La agrupación de tricimotos San Ignacio de Loyola brinda servicio de transporte en el sector con 55 socios. “Tenemos alrededor de siete años manejando y en un día bueno nos ganamos 30 o 35 dólares, todo depende de la cantidad de personas que salgan a laborar, aunque a veces solo hacemos (dinero) para el combustible”, explica Cristóbal Pin, quien cobra 25 centavos por persona en cada carrera.

Por ese valor recorren desde el sector conocido como La Entrada de la 8, en la vía Perimetral, hasta la Reinaldo Quiñónez, habitada por alrededor de ocho mil familias.

El hombre reitera que la época lluviosa también es complicada para los tricimoteros, por todo el lodo que se acumula y los enormes huecos que se forman en las calles. “Allí las motos patinan y eso asusta a los pasajeros, aunque nosotros tratamos de manejar con mucha precaución para evitar accidentes”, precisa.

Ángel Alvarado es otro dueño de una tricimoto. Afirma que esta actividad le ha permitido mantener a su familia, desde hace siete años. Por eso trata con amabilidad a los usuarios. Sin embargo, se acongoja porque lo que gana no es suficiente, pues revela que los vehículos se dañan a cada rato por el pésimo estado de las vías del sector.

“Aquí no tenemos estación fija. Siempre avanzamos hasta donde el cliente nos indica. Aunque no es un servicio puerta a puerta, tratamos de acercarnos a esa modalidad, para ser recíprocos con las personas que nos pagan”, señala Alvarado.

Buses no se atreven

Marina Delgado, presidenta del Comité Promejoras del sector, indica que han realizado pedidos a varias organizaciones de transporte urbano, para que ingresen con sus buses hasta el sector, pero nadie se atreve.

“No quieren venir porque las calles están feas, especialmente en invierno, donde todo es lodo. Cuando llueve fuerte, se desborda el canal y se pierde el camino de ingreso a la cooperativa Reinaldo Quiñónez. Y para que puedan ingresar las tricimotos, hay que esperar que baje el nivel de agua”, detalla la dirigente barrial.

Ella presume que si las calles estuvieran pavimentadas, todas las líneas de buses estarían dispuestas a brindarles el servicio, “pero ahora nadie desea hacerlo, porque el sitio no brinda garantías, más aún en época invernal”, insiste el morador Pedro Cortez Delgado.

Hasta que no ingresen otros medios de transporte, las tricimotos seguirán ‘mandando’ en este apartado sector guayaquileño.

“El canal de agua es un peligro”

Marina Delgado dice que la calle principal de la cooperativa Reinaldo Quiñónez está rodeada por un canal de agua. Y eso, a su criterio, es un peligro cuando llueve, porque si los conductores no andan con ‘los ojos bien abiertos’, pueden generar un accidente.

“El canal es peligroso, pero tenemos la esperanza de que algún día esto se arregle” dice.