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Guayaquil

Carnaval: La espuma y la piscina inflable no faltaron en los barrios de Guayaquil

Todavía quedan dos días para disfrutar de este largo feriado

La gente disfruta del carnaval en los barrios.
La gente disfruta del carnaval en los barrios.Álex Lima / EXTRA

El ambiente carnavalero se encendió en Guayaquil. Las familias que no se trasladaron a los balnearios de la Costa por el feriado optaron por la diversión criolla: sacar sus piscinas inflables en los portales de sus casas y jugar con espuma carnavalera entre parientes y amigos. 

El sol fue aprovechado por la mayoría de quienes habitan en el Barrio Cuba, sur de la ciudad, para llenar de agua sus estanques inflables y darse un chapuzón. Los niños se divirtieron al máximo, mientras los mayores acompañaron el día con música, gaseosas y cervezas bien heladas.

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Carla León, junto a su hermana Matilde, de 11 y 7 años respectivamente, instalaron una manguera en una llave de agua y comenzaron a mojarse, mientras llenaban sus piscina.

Su madre, Maritza Chacón, se sumó al juego e invitó a sus vecinos a que también lo hagan. “No hemos podido ir a la playa ni a otro lugar, pero aquí en casa mis hijos están felices y yo también. Además, estamos compartiendo con los vecinos estos momentos de vacaciones, ya que pocas veces podemos hacerlo por motivos de trabajo”, manifestó.

Un panorama similar se observó en el sector de La Floresta 1, sur de la ciudad, donde los integrantes de la familia Carpio Quezada mostraron su gusto por el carnaval con sus ropas mojadas y caras pintadas. 

Ellos colocaron mesas y sillas al pie de la vereda de su vivienda, en donde se sentaron a degustar una pizza que habían encargado. “Estamos disfrutando y compartiendo en familia. Prefiero pasar aquí y no en la playa donde uno no se puede bañar porque hay mucha gente”, dijo Carlos Carpio, el jefe de la familia, quien adelantó que el lunes y martes de feriado tienen pensado hacer lo mismo. 

Grandes o pequeñas, cuadradas, rectangulares o redondas, las piscinas formaron parte de la diversión. “Ya es una tradición los piscinazos en las afueras de las casas. Creo que no hacemos nada malo. Los niños son los más encantados con esto”, indicó Ana Benítez, madre de dos menores que se zambullían en su piscina de plástico.

Las pistolas o chisguetes multicolores, así como la espuma de carnaval, también formaron parte de la diversión.

En un recorrido que realizó este diario por varios barrios de la urbe se observó que niños, jóvenes y adultos disfrutaron de la espuma del carnaval sin dejar de lado la costumbre de poner pinturas en sus rostros y mojar con un balde de agua a un desprevenido transeúnte.

“Jugamos con cuidado y lo hacemos con vecinos de confianza y no con desconocidos”, aseguró un carnavalero.