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Hallan plomo y aluminio en muestras de leche en Guayaquil, Quito y Cuenca

Un estudio de la Escuela Politécnica Nacional identificó que las cantidades del material tóxico son más altos que los permitidos en Ecuador

Una investigación de la Politécnica Nacional identificó plomo y aluminio en muestras de leche recolectada en Guayaquil, Quito y Cuenca.
Una investigación de la Politécnica Nacional identificó plomo y aluminio en muestras de leche recolectada en Guayaquil, Quito y CuencaCANVA

El material tóxico fue hallado en el producto de funda y en cartón. Un estudio desarrollado por la Escuela Politécnica Nacional (ESP) identificó contenidos altos de plomo y aluminio en muestras de la leche que se consume en Quito, Guayaquil y Cuenca, ciudades de Ecuador.

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La directora de esta investigación, Jenny Ruales, explicó este 19 de marzo de 2024, que el material tóxico se detectó durante el análisis de muestras que se tomaron a siete marcas diferentes de leche en cada ciudad, las cuales correspondían a tres lotes distintos de producto.

El análisis identifica que los contenidos de plomo y aluminio en leche "están más altos que los que establece la norma", señala la catedrática del Departamento de Ciencias de Alimentos y Biotecnología de la Politécnica. Así, en Quito y en Guayaquil la cantidad de ese material tóxico es hasta cinco y seis veces más de lo permitido.

Resultados en Quito, Guayaquil y Cuenca

Ruales detalla que en Guayaquil y Quito las cantidades de plomo en la leche alcanzaron los contenidos máximos de 0,10 y 0,12 miligramos, cuando la norma nacional establecida por el Instituto Ecuatoriano de Normalización (INEN) dispone que ese material tóxico no supere los 0,02 miligramos por cada kilogramo de producto.

Pero en Cuenca los resultados son más altos, pues se han identificado contenidos con hasta 1 miligramo de plomo, es decir, 50 veces más de lo permitido. En esta ciudad del sur del Ecuador "las muestras analizadas son muy superiores a la normativa y a la que se vende en Guayaquil y Quito", asegura la experta.

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Altas cantidades de aluminio

Los resultados se desprenden de los análisis practicados en muestras de leche procesada. Se considera así al producto pasteurizado o esterilizado. En este estudio no se habla de la leche cruda o fresca (ordeñada).

La investigación se inició durante la pandemia y concluyó en 2021. El año pasado se hizo el análisis y procesamiento de datos. Los resultados finales se conocerán en unos tres meses, cuando se publique en una revista especializada, pues se trata de un trabajo inédito, cuenta Ruales.

Los altos contenidos de plomo están presentes tanto en la leche de funda, como en la de cartón. Aunque en esta última presentación la cantidad del material "es un poco mayor, son similares", en general, precisa la investigadora de la Politécnica Nacional.

Los resultados de la investigación, realizada con el auspicio de la Corporación Ecuatoriana para el Desarrollo de la Investigación y la Academia (Cedia), muestran que también hay altas cantidades de aluminio.

Aunque en Ecuador no hay normativas nacionales que fijen estándares sobre los niveles permitidos de este metal, se tomó como referencia la norma de la Unión Europea, que es de un miligramo por cada kilogramo. "Acá tenemos bastante alto en las tres ciudades. En Quito el doble de lo permitido, mientras que en Guayaquil y Cuenca es hasta tres veces más", precisó.

Efectos del plomo en humanos

La Organización Panamericana de la Salud (OPS) señala que la toxicidad del plomo se distribuye en el organismo de las personas y puede alcanzar el cerebro, el hígado, los riñones y los huesos. "Se deposita en dientes y huesos, donde se va acumulando con el paso del tiempo", señala la entidad en su sitio web oficial.

El material tóxico puede causar afectación cerebral y neurológica. "Hay indicios de que por su toxicidad puede darse el Alzheimer", menciona Ruales pero recalca que "puede darse".

Los efectos varían según la edad de las personas. "Los niños pequeños son particularmente vulnerables, pues llegan a absorber una cantidad de plomo entre cuatro y cinco veces mayor que los adultos", precisa la OPS.

Ruales enfatiza que frente a los hallazgos "la solución no es: 'No consuma leche'". Considera que se debe realizar urgentemente un estudio de trazabilidad, ver dónde está el problema y solucionar.

"El producto es una muy buena fuente de calcio, sobre todo para los niños. Lo que corresponde al Gobierno, academia y empresa es unir esfuerzos, hacer el estudio de trazabilidad y ver la causa de esta contaminación porque hay muchas que pueden haber afectado: el pasto, el agua, la calidad, en qué envases se transporta la leche ordeñada. Hay que tomar muestras en cada una de estas etapas y después procesar".

Tras obtener estos resultados de la contaminación de la leche se plantearon reuniones de trabajo con los ministerios de Salud y de Agricultura, así como con expertos académicos para plantear una propuesta de solución.

La doctora recalca que la siguiente etapa es identificar la trazabilidad y realizar estudios en los productos lácteos.

Ruales ha trabajado en investigaciones sobre elementos tóxicos durante dos décadas. Anteriormente estudió los niveles de arsénico en aguas de Tumbaco y de Guayllabamba, parroquias rurales de Quito. 

También desarrolló el proyecto para identificar arsénico en el arroz, para lo cual se analizó las plantaciones de Daule y se tomaron muestras en Los Ríos, El Oro. Recientemente indagó sobre la contaminación del cadmio en cacao.