La jornada capitalina empezó temprano dentro y fuera del parque El Ejido, centro - norte de Quito. Las personas se movilizaban presurosas para ingresar hasta la parada del Metro que se encuentra en esa zona.

Sin embargo, una pareja no se sumó a ese grupo de gente que caminaba vertiginosa. Aquel hombre y una mujer posaron calmados en el letrero gigante con el nombre de este parque para tomarse fotografías.

Se trataba de Luis Quinde y su acompañante María Chavla, ambos oriundos de Cuenca, Azuay, y que viajaron hace cuatro días a la Carita de Dios para hacer unos trámites personales.

“Nos estamos dando una vuelta por el parque a la espera de unos familiares”, dijo Luis, de 58 años, quien tenía la intención de subirse al Metro antes de regresarse a su tierra natal.

A él le contaron maravillas de este nuevo medio de transporte, algo que deseaba experimentar. “Nosotros en Cuenca tenemos el tranvía y es una obra muy buena porque cuando lo utilizamos nos movemos rápidamente”.

Por su parte, María, quien vestía una falda típica de las llamadas cholitas cuencanas, también estaba feliz de poder subirse a uno de los trenes que llegan hasta la estación de El Ejido.

Aunque con cierta timidez, la mujer quería saber cómo es viajar en uno de los vagones. “Sí tengo la ilusión de subirme, aunque hasta ahora no lo he hecho, dicen muchas cosas positivas del Metro”.

La pareja se tomó un par de fotos cerca de las gradas de ingreso antes de continuar con su camino en este versátil medio de transporte. “Cuando regresemos para Cuenca, iremos hasta la terminal terrestre de Quitumbe en el Metro”, dijeron entusiasmados.

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