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“Estoy triste porque se quemó todo”
Daniel (nombre protegido) ayudó a levantar los escombros carbonizados con la esperanza de encontrar algo que sirva para seguir estudiando.
Con sus pequeñas manos y sin ninguna protección, Daniel (nombre protegido) escarbaba y buscaba entre los escombros carbonizados algún insumo (cuaderno, libro o un lápiz) que le permita seguir estudiando inglés o matemática, como lo hacía junto a otros 150 niños más en la fundación Mercy Hands, que funciona en una casa en la cooperativa 4 de Marzo, en la Isla Trinitaria, antes de que el establecimiento fuera consumido por un incendio el pasado martes, cerca de las 14:35.
El pelado de 11 años, quien vive a cuatro viviendas del establecimiento siniestrado, desde las 08:00 empezó ayudar a recoger los escombros, con la esperanza de encontrar algo que ayude a levantar el lugar que considera como su segundo hogar. Se tomó su vaso de leche con un sánduche en el desayuno, se vistió de ropa ligera (camiseta, pantaloneta y zapatos) y con entusiasmo, como si fuera a jugar una final de un campeonato importante, empezó a levantar los desechos. Todo lo que estaba en la casa quedó arruinado.
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“Recién me enteré de que se había quemado el lugar cuando llegué de la escuela en la tarde (el pasado martes). Lo primero que hice fue ir a ver el sitio y me puse triste porque todo estaba quemado. No había nada que se pueda salvar. Cuando me quedaba solo con mi hermana en la casa veníamos acá (la fundación) porque nos dan de comer y nos enseñan a estudiar. Por esa razón, estoy aquí ayudando a todos mis hermanos (como considera a sus compañeros) y aquí me quedo hasta arreglar todo”, manifestó muy consternado el guayaquileño.
Durante los últimos cinco años que Daniel y su familia se mudaron a vivir al barrio del sur porteño, la fundación se convirtió en su refugio y el de su hermana, mientras su mamá trabajaba para la comida de la casa. Desde aquella fecha no se perdió ninguna clase, porque cree que preparándose académicamente desde ahora puede alcanzar un título universitario.
“Me gustan las enseñanzas que nos daban. No me perdí ninguna clase porque quiero prepararme bien para sacar mi título universitario. Todas las cosas que teníamos para estudiar se arruinaron, ahora no tenemos ni para escribir. Con la bendición de Dios y la ayuda de todos esperamos reconstruir el lugar y así podamos seguir asistiendo”, dijo Daniel.
Incluso, en aquel sitio preparaban comida todos los fines de semana con el fin de alimentar a los infantes de la zona. La bodega donde guardaban los materiales comestibles (vegetales, carnes, granos, entre otros) fue el primer cuarto en ser consumido por las llamas. “Teníamos comida para un mes. También se perdieron las cosas que nos donaban para los niños: como ropa y bisutería con la que trabajaban. Esperamos levantarnos rápido para seguir apoyando a los niños del barrio”, recalcó César Zárate, el encargado de Mercy Hands.
Sigue en planes la fiesta navideña
El próximo 15 de diciembre tienen programada la fiesta de apertura navideña. Pese a la tragedia, no piensan dejar a un lado una celebración que la vienen preparando desde hace un mes. “Estoy triste por lo que pasó, pero vamos a seguir con los preparativos de la fiesta navideña porque esto no nos va a parar. Vamos a bailar, actuar y pasar un momento bonito con todos”, manifestó Karla (nombre protegido), quien también asiste a la fundación.
Otro afectado
Perdió todo su material de trabajo
Édison García Castro también fue afectado por el incendio, debido a que su vivienda colinda con la parte trasera del lugar siniestrado. Las llamas consumieron todo el material de ebanistería (trabajos con madera) que tenía.
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“En ese momento estaba descansando porque recién había terminado de comer, cuando empecé a oler a cable quemado. Las llamas enseguida consumieron todo mi material. Estimo que perdí unos diez mil dólares en material”, manifestó García.
Dato
150 infantes de la zona asisten al lugar.