La desesperación por salvar a su nieta hizo que Francisca Pachay, de 74 años, no se percatara del riesgo que corría al ingresar al inmueble del que apenas había sido rescatada, pues estaba envuelto en llamas.

Sin embargo, a pesar de su intento, la mujer no pudo avanzar, porque el fuego se lo impidió y le ocasionó quemaduras de tercer grado en el 30 % de su cuerpo, alrededor del tórax, espalda y brazos.

Es por eso que no tuvo la oportunidad de sacar a tiempo a Romina, de 3 años, quien pereció en su habitación, a las 19:10 del último domingo de febrero, en el sector Los Tamarindos, de Pascuales, en Guayaquil.

Las causas del incendio no eran establecidas hasta la mañana siguiente, pues algunos comentaban que habría tenido origen en una fuga de gas, mientras que otros sostenían que fue por una falla eléctrica.

Mariana Mantuano, tía de la pequeña, relató que la niña vivía con la abuela porque la mamá la habría abandonado luego de que el padre terminara en prisión, tras ser vinculado en una investigación por tráfico de drogas.

El progenitor está en una cárcel del Puerto Principal y apenas ha cumplido 23 de los 40 meses de condena que la impusieron. Por eso, no podría estar en el funeral de su hija.

Rosa Saldaña, una pariente, recordó que el 10 de mayo Romina cumpliría 4 años.

La casa en la que habitaban las víctimas y otros tres grupos familiares quedó destruida. Los allegados sostuvieron que no tienen dinero para los arreglos ni para los gastos médicos y mortuorios.