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Gloria sostiene con sus manos el uniforme de colegio de su hijo muerto. El mayor de sus vástagos la consuela con un abrazo.Anny Bazán / EXTRA

¡La curiosidad lo mató!

Durante los desmanes, un adolescente fue alcanzado por una bomba lacrimógena en Durán.

En el corazón de Gloria no cabe más dolor. La muerte de Gabriel, el segundo de sus seis hijos, a causa del impacto de una bomba lacrimógena, la tiene destrozada.

Este lamentable hecho ocurrió a las 23:00 del pasado lunes en el cantón Durán, mientras se desarrollaban los desmanes y manifestaciones por la eliminación del subsidio a la gasolina y al diésel.

El adolescente de 15 años murió a los pocos minutos de haber sido afectado por el explosivo en el tórax. El golpe le causó una hemorragia aguda interna y una laceración en el corazón, indica el certificado de defunción.

Apretando a su pecho el uniforme de colegio de su muchacho, la señora de 33 años revivió a EXTRA los últimos minutos que compartió con su hijo y cómo supuestamente ocurrió la tragedia que ocasionó su fallecimiento.

Gloria recordó que la tarde del lunes le invadía la preocupación, sentía una aflicción en su pecho como presintiendo que algo malo iba a ocurrir.

La mujer trabaja vendiendo tortillas y empanadas en un local del Puerto Principal y había escuchado que el Puente de la Unidad Nacional estaba cerrado, como medida de prevención para que los indígenas no ingresen a Guayaquil.

“No sabía cómo regresar a mi casa. Me habían dicho que no había paso, pero tomé un bus y luego pasé el puente caminando. Mis hijos me esperaban como de costumbre”, relató la señora.

Rememoró que cuando llegó a su hogar, sus hijos mayores jugaban pelota en la calle y ella aprovechó para preparar la merienda.

“Les hice arroz con huevo y Gabriel vino contento a comer. Él era muy alegre, siempre me llamaba ‘vieja’”, comentó la progenitora.

Luego de unos minutos, pasadas las 21:30, el chico volvió a salir de la casa porque supuestamente se iba a reunir con unos amigos del barrio.

“Me dijo: ‘vieja, llegan los indígenas a Durán y quiero irlos a ver’. Como todo chico de su edad era muy novelero y curioso. Le dije mijo, no vayas, pero no me hizo caso y salió”, expresó con tristeza la deuda, mientras con sus manos sostenía la maleta de su hijo, que aún cuelga de la pared de caña de su vivienda.

La señora contó que al parecer su muchacho se inmiscuyó entre las personas que protestaban y los que hacían desmanes y fue en ese momento en que un policía lanzó un explosivo que lo alcanzó.

“Me contaron los muchachos que andaban con mi hijo, que él se tropezó y la bomba lacrimógena le cayó en el pecho”, dijo llorando Gloria.

La progenitora evocó que pasadas las 00:00 del martes la llamaron por teléfono para darle la mala noticia: “su hijo ha fallecido”.

“En el hospital no pudieron hacer nada , cuando llegó ya estaba muerto”, sostuvo la dolida mujer, mientras Patricio, el mayor de sus hijos, le daba consuelo.

Pero la angustia de la madre no solo era por la muerte de su querido hijo, también se enfrentó al suplicio de no tener dinero para sepultarlo.

“Cogimos una sábana blanca y salimos a las calles del sector para pedir dinero. Con lo que recogimos pudimos sepultarlo, peor aún tenemos deudas por los gastos funerarios”, lamentó Gloria.

El cadáver del adolescente que cursaba el noveno año de secundaria y que soñaba con ser futbolista fueron sepultados la tarde del jueves en el cementerio de Durán.