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Le deben la vida al piso de madera
Redacción Guayaquil
“Me quedé paradita”, recordó Esther Salazar, de 42 años, la noche del pasado sábado, cuando el edificio donde habitaba y tenía su negocio colapsó tras el sismo de 7,8 grados.
Aquel día, Esther se encontraba junto a su madre Amarilis Castro (60), y sus hijas, de 8, 13 y 20 años, la edificación de tres pisos, ubicada en las calles Ayacucho y García Moreno.
“Gracias a Dios el piso del mezzanine era de madera buena y eso aguantó al resto de la casa”, dijo. Y eso las salvó.
Los reflectores de emergencia del restaurante de la afectada se encendieron tras el desplome de la estructura. Eso les permitió buscar una ruta de salida y cuando observaron una luz que provenía de la calle se dirigieron hacia ese lugar.
Salazar tiene aún algunos rasponazos, pero sostuvo que eso no era nada en comparación a que salvó su vida y la de sus seres queridos.
Esther es madre soltera y, además, crió a dos sobrinos como si fueran sus hijos. Ellos la llaman “mamá”. Carlos Chávez es uno de ellos. Él contó que el día de la desgracia llegó al sitio, observó el edificio caído y pensó que “estaban muertas”.
Aquella noche no durmieron, permanecieron en la calle. Al día siguiente, un vecino les ofreció un espacio en el garaje para que descansaran. Más tarde, otros lugareños les dieron colchones.
Ayuda
Según la afectada, solo ha recibido colaboración de algunos vecinos, pero no saben qué hacer, porque perdió todo lo que había en su negocio, sus pertenencias personales y el dinero que tenía ahorrado y quedó atrapado.
Si alguien los desea ayudar, puede llamar a Esther al 0969609427.
(SCM)