El local es ‘pequeño y humilde’, pero tiene lo necesario: el sabor que le da Danny Viejó, de 37 años, a la comida. Su establecimiento, ubicado en la 25 y Nicolás Augusto González, en el suroeste de Guayaquil, tiene las corvinas más grandes y a mejor precio.

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“Tenemos pescados desde 6 dólares hasta, si es que usted desea, uno de 15 dólares. Si se va por el de 15, pareciera que se estuviera comiendo un ‘tiburoncito’ por el tamaño”, bromea el hombre mientras muestra los ejemplares exhibidos en una pequeña vitrina. 

¿Cuál es la estrategia del comerciante para tener más ventas?

La táctica de Danny para llamar la atención de los clientes es ubicar el mostrador en la entrada a su negocio, ya que “con eso los convenzo”. Sin embargo, en el interior del local, que es el garaje de su casa adaptado con mesas, sillas y la cocina, les ofrece un ambiente más tranquilo. Él cuenta que hace seis años inició la venta de estas delicias ante la necesidad de generar un ingreso extra en su hogar. 

Según relata, ha sido una buena inversión, ya que nunca ha dejado de tener comensales en su negocio. “Yo soy de Jujan, pero llegué a Guayaquil a mis 19 años en busca de oportunidades, porque nunca me gustó la agricultura o la ganadería, sino que siempre tuve preferencia por la cocina. Entonces, un día estaba conversando con mi vecino y salió la idea de poner negocios: él dijo que quería vender pizzas y yo mencioné que quería vender pescado frito. Los dos nos dimos ánimos e implementamos lo necesario para iniciar”, relata.

Por esta razón, él considera a aquel vecino como su hermano. “No nos peleamos por clientes (risas) porque cada quien tiene lo suyo. No es la misma comida”. Algo que Danny resalta de su emprendimiento es la sazón de los platillos que ofrece, pues asegura que usa condimentos naturales y no procesados.

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Este es el toque secreto de su comida

“Me tomo el tiempo de mezclar comino y otras hojitas más, pero lo más importante es la sal. Eso nunca hay que olvidarlo”. En su caso, utiliza sobre todo estos dos productos junto con el ajo. Aparte de la sazón, él resalta que otra característica que llama la atención de sus clientes es el ‘punto de cocción’ del pescado que sirve.

El primer paso es calentar por algunos minutos el aceite, luego empanizar el pescado en harina y finalmente dejarlo cocinarse por al menos 20 minutos. “Yo le aseguro que no encontrará pescado más crujiente”, nos dice. Pues venga y compruébelo.

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