Adriana Atencio, de 55 años, vive en una incertidumbre perpetua: no sabe si su hijo, Wilker Rojas, fue víctima de una supuesta matanza en una zona de minería ilegal en Zamora Chinchipe. La mujer, que vive en Venezuela, no ha tenido noticias de él desde 2023.

Desde su tierra natal, ella se contactó con EXTRA para contar su historia, marcada por la violencia de esta actividad clandestina. “Él fue a Ecuador en 2020 y trabajó en una bananera, pero no recuerdo en qué sector laboraba. Se encontró con un amigo y él le convenció de trabajar en unas minas de San Lorenzo (Esmeraldas)”.

El contacto era cotidiano. Wilker Rojas siempre se comunicaba con su madre para transmitirle tranquilidad, pero todo cambió en diciembre de 2022. “No sé qué sucedió, pero a él lo metieron preso, en Loja”, relató la angustiada mujer.

Según registros de la Función Judicial, Wilker, de 28 años, fue procesado por el robo de un celular a una joven. El hecho ocurrió hace tres años, cuando, junto a otros sujetos, interceptó a la víctima y la despojó de sus pertenencias. Durante la persecución, Wilker fue aprehendido y, tras el juicio, recibió una sentencia de seis meses de prisión.

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La desaparición en La Aída, zona minera ilegal de Zamora Chinchipe

Adriana cuenta que, tras salir de la cárcel en julio de 2023, Wilker Rojas volvió a laborar. “Dijo que iba a venirse (a Venezuela) y se puso a trabajar nuevamente en actividades mineras, asimismo, en Esmeraldas”.

El joven le decía a su madre que estaba internado en una montaña. Siempre buscaba la manera de contactarse con ella, hasta que, en una ocasión, le relató que estaba en un sitio llamado La Aída, el cual pertenece a la provincia de Zamora Chinchipe. Aquel punto, según el Ministerio de Ambiente, forma parte de tres grandes frentes mineros: La Aída, San Luis y Dos Camas.

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“El 11 de agosto de 2023, él me escribió en la mañana. Pero desde el mediodía, no supe más. Un hombre me llamó a decirme que unos tipos secuestraron a unas personas, incluyendo a mi hijo, y se las llevaron”, rememora la mujer.

Todo habría ocurrido en una cancha deportiva de La Aída; sin embargo, hasta la fecha, no se ha confirmado oficialmente una masacre de ese tipo en la zona. “Desde ese momento, he tenido las horas más largas de mi vida”.

Adriana tiene tres hijos y Wilker Rojas es el segundo. Ella no cuenta con los recursos para venir a Ecuador y buscar a su vástago perdido, quien tenía la ilusión de convertirse en beisbolista. “El padre del amigo de mi hijo había viajado, pero tampoco obtuvo noticias. Le dijeron que lo habían visto con vida, pero nada es seguro”.

Migrantes venezolanos desaparecidos no tienen mucha ayuda en Ecuador

Betsabeth Jaramillo, politóloga y presidenta de la fundación Yo te apoyo en Ecuador, para ciudadanos venezolanos, explica que los casos de desapariciones de sus compatriotas son una constante. “Nosotros funcionamos desde 2019 y, desde ese año, hemos conocido, al menos, 20 desapariciones anuales”.

Para la activista, la mayor dificultad es que estos casos no se reportan directamente, sino que se conocen a través de redes sociales. No existen canales de denuncia que atiendan específicamente a migrantes venezolanos en estas circunstancias.

Jaramillo concluye que “lo único que podemos hacer, como activistas, es difundir el caso. Hay que considerar que la mayoría de migrantes en Ecuador está sin sus familiares y se dificulta colocar la denuncia”.

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