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Hecho. A los comerciantes de víveres les preocupa sobre todo que con las interrupciones los productos se dañen.Freddy Rodríguez

Malestar por constantes apagones en Guayaquil

Las quejas por cortes se multiplican en Guayaquil y La Puntilla. En algunos sitios el malestar se percibe desde hace 3 meses.

“La situación es intolerable, los equipos se van a quemar y no hay quién responda. Es inaudito, realmente molestoso que se estén dando tantos cortes de energía en la ciudad. ¿Acaso hemos retrocedido en el tiempo?”, se pregunta molesto Joaquín González, habitante de la ciudadela Guayaquil, donde solo el pasado 3 de diciembre se generaron tres cortes. Y en esa misma semana, lamenta, otras tres interrupciones más.

Para González, este malestar, que asegura lo ha percibido también meses atrás (en octubre, cuando aún no empezaban las lluvias), es preocupante y no solo por los daños que los equipos pueden sufrir, sino porque negocios como el suyo (tiene una lavandería) se ven afectados.

De forma similar piensan los habitantes de otros puntos de la ciudad, como Urbanor, Urdenor, la 10ª y la 13ª etapa de la Alborada, además de la Kennedy, Lomas de Urdesa, Samanes, Sauces y Guayacanes, al norte; y en Las Peñas y varios sectores del sur, donde se han registrado otros cortes, la mayoría esporádicos (de entre 12 minutos y una hora), como ya lo ha publicado EXPRESO. Dicen estar cansados del mal servicio.

“No es lo que merecemos”, coinciden. Están hartos de que cada vez que se va la energía, les toque interrumpir sus actividades para salir despavoridos de donde sea para bajar los breakers.

“A veces me toca correr tres, cuatro cuadras. Y es que ya me pasó que por no hacerlo se me quemaron las cosas. El mes pasado, la licuadora y una sanduchera, gasté plata”, se queja Teresa Salame, quien vive en la manzana 69 de Guayacanes, donde los usuarios reportan haberse quedado a oscuras ya siete veces en los últimos tres meses. El 12 de diciembre, en seis ocasiones durante el día.

Respecto al tema, la Corporación Nacional de Electricidad (CNEL) ha reportado a EXPRESO que no se han generado apagones sino “desconexiones sectorizadas”, que surgen como efecto de las lluvias y causan molestias en el sistema de distribución; o que son fortuitas, es decir provocadas por las descargas atmosféricas (rayos), los deslizamientos de tierra, los daños subterráneos, las caídas de árboles, las colisiones vehiculares, entre otros percances.

En Lomas de Urdesa, por ejemplo, el 21 de diciembre anterior un ave se enredó e hizo contacto con una línea de distribución a la altura de la ciudadela Portón de las Lomas, lo que provocó daño en un aislador y la suspensión del servicio, precisó a través de un comunicado.

Pero esta explicación no convence a todos los guayaquileños. “A veces es por una mala maniobra o porque una cometa o un globo hacen cortocircuito con un cable; o hasta porque los roedores se los comen”, dice Daniel Salcedo, vecino de Urdesa, al hacer hincapié en lo débil que, a su juicio, es el sistema.

“Si hasta nos vemos afectados por los animales, las autoridades deberían pensar en qué hacer para mejorar el servicio, en cómo proteger más las líneas de alta tensión, las redes. No hay que perder más tiempo”, reflexiona.

La Puntilla, también afectada

Aunque CNEL afirma que los cortes han sido comunicados con anticipación para evitar incidentes, en La Puntilla los habitantes se quejan de igual manera del servicio. “Estos cortes, por más que avisen, simplemente no deberían existir. Por algo se paga tanto”, se queja Keila Pontón, habitante de Entre Ríos, al hacer hincapié en los efectos que provoca la caída del servicio, entre ellos que se quemen los electrodomésticos, además del congestionamiento vehicular que se genera por la falla de los semáforos.

Para Tito Cárdenas, quien vive a la altura del centro comercial Los Arcos, La Puntilla está siendo desatendida por las autoridades. “Es el kilowatio/hora más caro del país que estamos pagando para un servicio que no satisface y que ha sido suspendido varias veces en el año”, asegura.

Pero CNEL se defiende. Argumenta que las interrupciones se han dado, además de por las lluvias, por mantenimiento de las redes necesarias para la continuidad y mejoras del fluido eléctrico.