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La mamá de uno de los tres muertos de la explosión: “Detonación le voló las piernas”

El Día de la Madre fue la última vez que Yolanda Solórzano vio con vida al tercero de sus hijos. Desde España le avisaron que estaba muerto.

Yolanda Solórzano no pudo contener las lágrimas al saber cómo quedó el cuerpo de su hijo.
Yolanda Solórzano no pudo contener las lágrimas al saber cómo quedó el cuerpo de su hijo.Anny Bazán

La última vez que Yolanda Solórzano vio con vida al tercero de sus cuatro hijos y el único varón, Eloy Fabricio Carrillo, fue el Día de la Madre, cuando él llegó hasta su casa ubicada en el suburbio de Guayaquil y la colmó de abrazos.

La progenitora no volvió a saber más de él hasta la tarde del viernes, cuando desde España una de sus hijas la contactó por teléfono para darle una trágica noticia. Eloy era uno de los tres muertos que dejó la detonación de artefactos explosivos, ocurrida la madrugada del viernes, en un cerro de Daule.

Otro de los fallecidos por la explosión suscitada a un kilómetro del Centro de Rehabilitación Social de Varones N° 1 de Guayaquil es Javier Iván Vera Paladines, de 39 años.

Un oficial del Grupo de Intervención y Rescate (GIR), consultado por este Diario, aseguró que la intención de los tres hombres era que los explosivos detonaran en la prisión ubicada en la vía a Daule.

Eloy Carrillo registraba dos detenciones por robo (1999) y una por asociación ilícita (2003). Tenía tres hijos.

Con su voz entrecortada, Yolanda, de 66 años, contó que casi no tenía comunicación con su hijo y que él no la visitaba, por lo que desconocía que anduviera en malos pasos.

“Él vivía en la Isla Trinitaria, me contó que tenía ocho meses trabajando como guardia de seguridad, que era escolta. Él estuvo preso, pero eso fue hace muchos años”, manifestó.

Recordó que para el Día de la Madre, Eloy llegó hasta su domicilio y la abrazó fuertemente y que ella le devolvió el gesto diciéndole: “Mijito, estás guapo, te ves bien, ¿cómo te ha ido? Pórtate bien”, sostuvo.

La sexagenaria no pudo contener las lágrimas al describir cómo quedó el cuerpo de su hijo producto de la explosión. “Sé que la detonación le ‘voló’ las piernas, pero aun así yo quiero sus restos para velarlo y sepultarlo, aunque no esté completo. Es un dolor muy fuerte y estoy resistiendo porque debo encargarme de los trámites y Dios está conmigo”, sostuvo. (AEB)