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“Mami, saco para el pollito broster y me voy a casa”

Jaime Marín,Cuenca (Azuay)
“Mami, dame la bendición, cobro esta carrera, saco para el pollito broster y me voy a casa”, habría dicho telefónicamente Javier Arízaga Jiménez, a su madre Gladys Jiménez; 30 minutos antes de ser abatido a tiros junto a Gustavo Zamora, la madrugada del domingo en Cuenca.
El joven de 34 años laboraba como taxista informal y fue asesinado cuando realizaba la carrera a la otra víctima.
Gladys recuerda a su vástago como “ un hijo muy chistoso, alegre, sano y amoroso con su esposa Maggy y sus cuatro hijos menores”.
La señora sentada sobre un sofá en la sala de velaciones El Portal de Yanuncay, al sur de Cuenca, solo pedía justicia y que capturen a los autores de la muerte de su hijo. Con sus ojos cubiertos con unas gafas grandes y tomada de la mano por su otro hijo Juan, ella contó que a esa hora, (01:00) del domingo, Javier también llamó a su esposa Maggy y le habría dicho “recuerda que te amo mucho, abraza a nuestros hijos que en pocos minutos llegó a casa”.