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Parto humanizado: no tenerlo es violencia obstétrica
El parto humanizado, de libre posición o parto vertical está garantizado como un derecho de salud; sin embargo, no todos los hospitales lo tienen.
Cuando ‘Mariana’ estaba por tener a su segundo hijo —hace cinco años— tuvo que ser trasladada desde su ciudad natal a un hospital en Guayaquil. Allí, con la dilatación en seis centímetros, un médico la revisó y se quejó al escucharla gritar por los dolores de parto.
“No se queje que usted ya sabe cómo es esto”, expresó. También le recriminó el hecho de haber “esperado mucho tiempo” para tener otro hijo (más de diez años). Y la mandó a callar.
Mariana no lo sabía, pero el trato que recibió en esa ocasión se conoce como violencia obstétrica.
La violencia obstétrica se define a toda aquella actividad que ejerce el personal de salud sobre el cuerpo y los procesos reproductivos de las mujeres, ya sea por un trato deshumanizado, falta de respeto, maltrato, abuso de medicación e incluso no dejar a la mujer elegir en qué posición quisiera dar a luz.
Esto último es lo más frecuente. De los 185 establecimientos de Salud con internación hospitalaria que tiene la red pública (datos a 2014) solo existen 76 salas de parto adecuadas para atender el parto en libre posición. En la zona 8 (Guayaquil, Durán y Samborondón) existen 10.
El parto humanizado, de libre posición o parto vertical está garantizado como un derecho de Salud; sin embargo, no todos los hospitales lo tienen.
Esta práctica, que ha sido parte cultural y ancestral por años, beneficia tanto a la mujer parturienta como al bebé, pues, por la posición adoptada, hay menos sufrimiento y trauma al momento de parir, explica la obstetra Jacqueline Torres, del programa de parto humanizado en un centro de salud en Cisne 2.
“El parto es algo normal, algo fisiológico y con los años, se lo ha estado tratando como una enfermedad, pero no es así”, cuestiona.
Se refiere a que lo primero que hace el médico para atender a la paciente que está en labor de parto es acostarla en posición de litotomía (de espalda con las piernas levantadas), y eso perjudica más la salida del bebé, pues no es una posición ideal para parir.
El parto de libre posición se refiere a que la mujer puede adoptar no solo la posición de pie, si no semi acostada, de rodillas, en cuatro o sentada, para traer a su bebé al mundo. “Al estar acostada, el canal de la vagina se comprime. La paciente tiene que hacer más esfuerzo, hay una compresión de la vena cava, es más complicado y difícil, vemos que demora más el parto. En la posición vertical el bebé sale más rápido, el mismo peso, la gravedad hace que salga más rápido”, explica.
De enero a junio de 2019, la zona 8 de salud registró 3.169 partos no litotómicos.
Para Madeline Caicedo, adoptar una posición en la que ella se sentía cómoda para dar a luz, ayudó a que su segundo parto no se convirtiera en una cesárea, ya que la bebé venía de nalgas.
“Mi marido me acompañaba al momento del parto y al ve que lo que estaba saliendo no era la cabecita se preocupó. La doctora me dijo, tienes que pujar porque la bebé viene de nalgas. Me acomodé semi sentada y en un solo pujo logramos que salga”, recuerda la mujer de 24 años.
Para su tercer embarazo (tiene 33 semanas) recibe charlas sobre ejercicios, respiración y distintas posiciones que puede adoptar al momento de dar a luz, lo que le permitirá que exista menos complicación para ella y el niño.
Diferentes posiciones:
- En las salas de parto que están acondicionadas para este tipo de parto existen:
- Sábanas para que la mujer se agarre y pueda dar a luz de pie.
- Barras, para que la parturienta se agarre y pueda estar agachada o arrodillada
- También está el banco, para que la mujer dé a luz sentada.
- O la cama para que adopte una posición acorde a sus necesidades
El acompañamiento:
La guía práctica clínica sobre la atención del trabajo de parto, parto y postparto del Ministerio de Salud Pública, recomienda facilitar el acompañamiento de la mujer durante el parto por la persona de su elección; sin embargo eso tampoco es adoptado por los centros médicos.
“Es un derecho que tiene la paciente. Al ser un derecho hay que sensibilizar a las pacientes y que ellas exijan sus derechos”, recalca la obstetra. El acompañamiento tiene muchos beneficios, como que el parto sea más rápido, que la mujer sienta tranquilidad, que tenga confort mientras está en ese proceso, asegura.
Recomendaciones:
Se recomienda parto vaginal a las embarazadas a término que no tengan complicaciones como: preeclampsia, hipertensión crónica, diabetes mellitus, diabetes gestacional, trombocitopenias, hepatitis, enfermedad tromboembólica, enfermedades autoinmunes, insuficiencia renal.