“Los últimos serán los primeros”. Así está escrito en la Biblia, en San Mateo, pero en las elecciones no funciona así.

Algunos candidatos a la Presidencia y a laAsamblea recibieron poquísimos votos y no llegaron a las dignidades a las que postularon.

Marcelo Espinel, analista político y coordinador del Observatorio Legislativo, explicó que fracasos como el de Juan Fernando Velasco, Abdalá Bucaram, Isidro Romero y otros se deben a que sus propuestas no convencieron al electorado. “Perdieron porque fueron malos candidatos o manejaron más las campañas”, precisó.

Esto no tendría nada que ver con la diversidad de listas que se han presentado a los comicios, cuya propaganda además es financiada con fondos públicos. “Eso les duele a los ecuatorianos”, explicó.

Por ello se busca una reforma al Código de la Democracia para que se determine que quienes no hayan logrado un 5 % de votos deberán devolver el dinero que el Consejo Nacional Electoral les dio.

‘Cadáveres’ políticos

Para el experto, este revés se trata de un ‘jalón de orejas’ no solo a los candidatos que se postularon y no llegaron a nada, sino a las organizaciones que los lanzaron. “Deben ser responsables en el proceso interno, poner a alguien que tenga las posibilidades de ganar”, insistió.

Según el código, los partidos y movimientos deben cumplir con cierta cantidad de votos para no desaparecer, por lo que responderían más al interés de mantenerse vigentes que a una propuesta sólida. “Aparecen más movimientos cuando se acercan las elecciones”, precisó.

En casos de personas que ya tuvieron cargos de elección popular, como Abdalá Bucaram o Paúl Carrasco.

Bucaram, que buscaba una curul en la Asamblea Nacional, ha llegado al 0,98 % de votos, con el 99,86 % de las actas escrutadas. Y reclamó un posible fraude. “Que se abran todas las urnas y verán las cosas horrorosas que ha hecho el gobierno (...) ahí descubrirán el robo que le hicieron a Abdalá”, publicó la noche del lunes.