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Montañita toca fondo
Gorka Moreno, Montañita (Santa Elena)
Añoran aquellos años en que el río, hoy contaminado y moribundo, estaba poblado de camarones y el pescado descansaba en su lecho cuando el Pacífico rompía en la costa de la comuna.
En aquella época, hace ya más de tres décadas, Montañita era un racimo de caseríos desperdigados. Hoy, aunque sigue conservando esa aura mágica de edén donde la vida transcurre parsimoniosa, parece víctima de su propio éxito.
Quienes se enamoraron del lugar hace décadas y decidieron levantar hostales, restaurantes, discotecas y comercios, se sienten consternados, impotentes y rabiosos.
Como dijo el escritor español José Luis Sampedro, “es tocando fondo, aunque sea en la amargura y la degradación, donde uno llega a saber quién es y, desde entonces, empieza a pisar firme”.
Pero ellos no esperaron a que se produjera una tragedia como la de María José Coni y Marina Menegazzo para sacar a la luz los problemas del lugar.
Sostienen que llevan años reivindicando “más seguridad” en la zona, así como una mayor regulación en torno a los establecimientos y casas que, de forma “irregular”, dan alojamiento “por uno o dos dólares” diarios a personas que, según ellos, han llevado la delincuencia y la droga a este paraíso ecuatoriano.
Ahora solo ansían que el doble crimen al menos sirva para que las autoridades pongan fin a este conflicto que se fraguó hace “unos cinco años”, cuando comenzó a constatarse un crecimiento “descontrolado” que los dirigentes de la comuna, a su juicio, no saben frenar a pesar de sus esfuerzos.
Y confían en que las promesas de José Serrano, ministro del Interior, se lleven a la práctica y no caigan en saco roto cuando los focos dejen de apuntar a Montañita.
“Pedimos orden y presencia efectiva de las leyes”; “paz, no a la violencia”; “Montañita quiere orden y ley”; “estamos de duelo”; “sí a un Montañita sano”; “no a las drogas”; “compartimos su dolor”; “la única cura para el dolor es la acción”; “justicia para Marina y María José”...
Una cruz de crisantemos, escoltada por rosas rojas y blancas, preside el altar instalado por la Asociación de Actores Turísticos de Montañita (ATM) en pleno centro para homenajear a las dos muchachas.
Detrás de esos mensajes anidan los deseos de quienes un día dieron color a la comuna.
Hugo Gonzenbach, que arribó en 1977 y es responsable de seguridad en la ATM, además de director de un hotel, afirma que mantuvo una última reunión el pasado noviembre con algunos mandos de la Policía Nacional para trasladarles la preocupación de su colectivo.
Y a pesar de las detenciones registradas a partir de ese momento, cree que Montañita “necesita agentes de Inteligencia y encubiertos”, así como más policía “disuasiva”, para que los turistas vuelvan a gozar de la tranquilidad de antaño.
“Nosotros no podemos andar detrás de los traficantes de drogas. Eso corresponde a Antinarcóticos. Nuestro trabajo es contra los ladrones, los violadores, los asesinos y la informalidad.
Los alcaldes no han aplicado su autoridad aquí y la Policía Nacional no tiene suficientes miembros para ir en paralelo al crecimiento turístico. Ahora ves cuchilladas, peleas, robos…”, critica. “Saben que hay turistas con dinero y que se pueden alojar en un ‘camping’ que carece de permiso, por un dólar, perjudicar a los visitantes e irse”, añade su hijo Diego.
Titina Barreiro, que regenta la primera discoteca construida en la comuna y reside en el lugar desde hace más de treinta años, va más allá y subraya que entre esos visitantes ‘low cost’ incluso han aparecido “pandilleros”, algunos de ellos ‘dealers’ según distintos hosteleros.
Todos atestiguan que los malhechores suelen regresar a sus ciudades de origen con más plata de la que trajeron, gracias a sus actividades delictivas.
“Ha proliferado el desorden. Y con él han aparecido las drogas y un público que antes no venía”, certifica la artesana Rosa Amelia de Espinel.
Tal vez la ‘enfermedad’ que acucia a Montañita, como resalta Charlie Sánchez, dueño de un ‘hostel’, se resuma en una sencilla frase: “La gente suele decir que actualmente este lugar es tierra de nadie”.
LA POSTURA DE LA COMUNA
Al igual que los empresarios, el presidente de la comuna, Iván Del Pezo, confía en que la tragedia ayude a dar un giro a la situación. Y comparte su análisis sobre un fenómeno que está dañando la imagen de la localidad. “Siempre se ha manifestado la necesidad de mejorar la seguridad. Hemos hecho los pedidos a las autoridades competentes para que se hagan los controles precisos”, atestigua.
POLICÍA NACIONAL SE DEFIENDE
Sin embargo, el coronel Marcelo Noguera, jefe de la Policía Nacional en la subzona de Santa Elena, defiende la labor desarrollada por las fuerzas de seguridad. En declaraciones a EXTRA, detalla que hace algún tiempo se realizaron operativos en tres establecimientos irregulares de hospedaje, en colaboración con Intendencia y la Fiscalía, y hubo una clausura. También valora que, en 2015, se cerraron 19 cantinas, karaokes y locales que carecían de los permisos necesarios para el desarrollo de sus actividades.
“Hay un trabajo de la autoridad. Pero terminar con la delincuencia no es factible”, reconoce. Noguera estima que la seguridad depende también de los comuneros y empresarios para que pueda ser “completa”, y contradice a quienes hablan de un incremento de la delincuencia.
“De acuerdo a las estadísticas, no ha aumentado. La mayoría de los robos no son en la vía pública, sino en el interior de los hoteles. No son los típicos asaltos, sino aprovechando descuidos de los clientes. Debe existir una coordinación entre la autoridad, la comunidad y la Policía Nacional”, remarca.
Además, hace hincapié en que las fuerzas de seguridad han realizado “capacitaciones” con los lugareños y empresarios para implantar “hoteles seguros”, con un registro de clientes, cámaras de videovigilancia y cajas fuertes, y desarrollar un modelo de gestión coordinado por un oficial y 16 agentes en distintos horarios.
“Los fines de semana, a partir del viernes, montamos operativos con personal que acude desde Santa Elena, con intendentes y comisarios para el control de bares y cantinas. Y en el control de las playas, que es exclusividad de los municipios, también intervenimos los viernes, sábados y domingos para impedir el consumo de alcohol a partir de las ocho de la noche o que haya personas durmiendo allí”, concluye.
OTROS PROBLEMAS ABASTECIMIENTO DE AGUA
Los hoteleros critican los altos precios de los tanques de agua, que alcanzan “los 150 dólares la unidad”. Y destacan que los lugareños solo deben abonar entre 35 y 40. Además, según ellos, los distribuidores “no desean dar facturas”. Pero el presidente de la comuna, Iván Del Pezo, matiza que los tanqueros son particulares de otras poblaciones cercanas y que esas diferencias tan abultadas se dan con respecto a localidades que no son turísticas: “En el pueblo, a nosotros a veces también nos toca pagar esos precios”.
ALCANTARILLADO Y CONTAMINACIÓN
A juicio de los empresarios, la limpieza de aguas fecales se ha convertido en un “negocio”, que genera “unos 300.000 dólares anuales”. Estiman que por ese motivo aún no se ha implantado una completa red de alcantarillas por todo el núcleo urbano. Pero el presidente de la comuna cree que poco a poco se está mejorando en este sentido, especialmente desde que el Gobierno, a través del Miduvi, financió la construcción de un colector de 600 metros de longitud, una línea de impulsión de 2,5 kilómetros, una estación de bombeo y cuatro lagunas para tratamiento de aguas servidas, entre otras mejoras. Eso sí, recuerda que el nuevo sistema, no obstante, “tiene problemas”.
LA DECLARACIÓN DE ÁREA TURÍSTICA PROTEGIDA
La Asociación de Actores Turísticos de Montañita (ATM) pide la declaración de la localidad como Área Turística Protegida (ATP). Una solicitud que el expresidente de la comuna, Javier González, ya hizo en agosto de 2014, según explicó en su cuenta personal de Facebook.
Los empresarios están convencidos de que la ATP ayudaría a desarrollar “un proyecto integral de turismo”, a “controlar” de forma más eficaz los establecimientos irregulares, a “mejorar la seguridad” y a llevar a cabo “un crecimiento sostenible” de la zona para garantizar la calidad de los servicios. (GM)