La madre de dos niños iba a ser ejecutada en la cárcel, a unas 20 millas de la Teherán, Irán. Pero según su abogado, Omid Moradi, mientras esperaba la horca, la obligaron a ver cómo colgaban a los hombres delante de ella y sufrió un infarto.

Zahra Ismaili fue sentenciada a la pena capital por matar a su esposo, Alireza Zamani, funcionario del Ministerio de Inteligencia iraní, que abusó de su familia, por lo que actuó para defenderse a sí misma y a su hija.

Según información de Daily Mail, Moradi dijo que "colgaron sus cuerpo sin vida" para que la madre de su esposo pudiera ejercer su derecho en patear la silla debajo de ella. Incluso mencionó que el certificado de defunción decía que "un paro cardíaco" fue la causa de la muerte, 

Irán ocupa el segundo lugar después de China en las tablas anuales sobre el uso de la pena de muerte, que utiliza para una amplia gama de delitos. A lo largo de los años, los iraníes han sido ejecutados por ser homosexuales, tener relaciones sexuales fuera del matrimonio y beber alcohol.

Se han utilizado métodos de estilo medieval a lo largo de los años, algunos con un toque moderno siniestro, y todos están diseñados específicamente para infligir sufrimiento antes de que el prisionero muera. Por ejemplo, se llevan a cabo ejecuciones públicas con una cuerda atada a una grúa, y los condenados sufren una muerte agonizante.

En 2018, seis niños fueron ejecutados, incluidas dos novias que mataron a sus maridos adultos abusivos. Un año después, dos adolescentes fueron azotados y ejecutados por violación sin decírselo a ellos ni a sus familias, lo que generó indignación por las ejecuciones de niños.