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Venciendo a la muerte
Josep Guijarro es investigador y periodista, exdirector de las revistas ‘Karma 7’ y ‘Rutas del Mundo’, y autor de 14 libros.

Tras la prohibición aplicada en India, una compañía probará en América Latina su experimento para regenerar cerebros de personas en muerte clínica.
Josep Guijarro / Madrid
Un paciente clínicamente muerto no registra ninguna función neuronal ni tampoco posee capacidad para respirar por sí mismo. Pero a pesar de ser legalmente considerado como “muerto”, su cuerpo puede seguir digiriendo alimento y reaccionar a estímulos sexuales. Así, al menos, lo sugieren estudios recientes, que indican que tras sufrir una muerte cerebral quedaría algo de actividad eléctrica en el sistema nervioso central.
Según Ira Pastor, CEO de la compañía Bioquark Inc., para garantizar que la reversión de la muerte se convierta en una realidad “se requiere la combinación correcta de la plataforma tecnológica, el equipo y la estructura reguladora”.
En su opinión, las dos primeras son ya una realidad. “Estamos combinando las herramientas de la medicina biológica regenerativa con otros dispositivos típicamente utilizados para la estimulación del sistema nervioso central”, señala.
La compañía estadounidense, con sede en Florida, admite que basó su proyecto en la capacidad regenerativa de ciertos animales, como algunos anfibios y peces, que pueden reparar porciones de su cerebro tras haber sufrido una lesión grave.
Pero como los seres humanos carecen de esa habilidad, Bioquark Inc. ha desarrollado una combinación de terapias, que incluyen la inoculación de células madre y cocteles de péptidos –moléculas formadas por la unión de varios aminoácidos–, así como la estimulación con láser transcraneal y del nervio mediano, que han hecho posible despertar del coma a algunos pacientes.
Dificultades
Tras vencer los primeros obstáculos legales –que no éticos–, el proyecto obtuvo el permiso de los institutos nacionales de salud de Estados Unidos e India el año pasado. En este último país, concretamente en el hospital Anupam, se llevó a cabo la primera experiencia clínica. Consistía en identificar si había signos de regeneración cerebral en la zona superior de la médula espinal –que controla la respiración y los latidos del corazón– de veinte pacientes declarados “clínicamente muertos” y que permanecían conectados a máquinas en estado vegetativo.
“Hemos conseguido unos resultados muy alentadores”, declaró el propietario del hospital, Himanshu Bansal. A pesar de su entusiasmo, el Instituto Nacional de Estadística Médica de la India retiró del registro nacional de ensayos clínicos el proyecto ReAnima porque había “pocas evidencias de que las personas afectadas de muerte cerebral puedan recuperar dicha función”.
Los responsables del programa, sin embargo, creen que se les ha retirado el permiso por cuestiones éticas. Y es que no son pocos los científicos que han hecho sonar las alarmas porque la mezcla de las intervenciones no había sido probada antes en animales, a lo que podía unirse el dolor emocional de los familiares.
El cierre de esta iniciativa en India no es, sin embargo, el final. Bioquark prevé continuar sus experimentos a finales de 2017 en un país de América Latina que la empresa no quiere revelar.
A partir de ahora, trabajará con un grupo de pacientes, a los que administrará péptidos diariamente en la médula espinal y células madre, dos veces a la semana, durante un mes y medio.
Diez minutos de vida extra
Un artículo de la revista ‘The Canadian Journal of Neurological Sciences’ habla sobre el aumento de los límites de la muerte.
Mientras los científicos revisaban la electroencefalografía de cuatro pacientes terminales, descubrieron que uno de ellos tuvo actividad cerebral hasta diez minutos después de que su corazón se detuviera.
Quizás por eso los responsables de Bioquark Inc. insistan en alabar su proyecto una y otra vez. “A través de esta investigación, tendremos una información privilegiada sobre el estado de muerte cerebral. Será de utilidad en el desarrollo terapéutico en casos de pacientes en coma o con mínimos estados de conciencia, incluyendo enfermedades como el alzhéimer o el parkinson”, sostiene el doctor Sergei Paylian, fundador de la empresa.