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¡Una muerta, dos teorías!
Dos sospechosos confesaron cómo asesinaron a la víctima. Un tercer implicado enterró el teléfono de la menor de edad en un lote baldío.
Pedro, Freddy y Juan (nombres protegidos), de 16, 17 y 18 años, son investigados por el salvaje asesinato de una adolescente la noche del pasado domingo, en el cantón Yaguachi, provincia del Guayas.
A la menor la asfixiaron con una funda y, atada, la lanzaron a un río de la localidad. El cadáver fue encontrado por un canoero a las 09:00 del martes, frente al recinto La Lola.
El crimen se perpetró sobre un puente por el que pasan unos tubos de agua potable, en las afueras de la ciudad y que distan unos 150 metros de las desembocaduras de los afluentes Milagro y Chimbo.
Tras el hallazgo del cadáver, los investigadores de la Dirección Nacional de Delitos Contra la Vida (Dinased) ubicaron y aprehendieron a los sospechosos.
¿Cómo los atraparon?
Primero, los agentes descubrieron mensajes en redes sociales, entre Pedro y la víctima, en los que habían acordado encontrarse en el lugar que después se convirtió en la escena del crimen.
Con esa información, los policías, en conjunto con el fiscal Patricio Toledo Llerena, ejecutaron algunos allanamientos, localizando a Juan, el mejor amigo de Pedro.
Este no dudó en confesar cómo mataron a la adolescente. Además, sostuvo que la motivación del crimen habría sido el robo del celular de la muchacha y que el autor intelectual fue su pana, quien era el exenamorado de la víctima, precisó Toledo.
Pedro habría aprovechado el contacto que aún mantenía con ella para convencerla de encontrarse con él. “Con días de anticipación planificó la muerte”, señaló el operador de justicia.
Con esa declaración, el caso estaba prácticamente resuelto, pero aún faltaban dos cosas importantes: encontrar a Pedro y al teléfono de la fallecida.
Al adolescente lo hallaron después de pocos minutos en otro domicilio intervenido. Él también testificó y la forma en la que detalló el asesinato coincidía con el relato de su mejor amigo, pero fue en el móvil que dio un giro drástico a las hipótesis de los investigadores.
“Dijo que la menor le pedía de favor que la asesinara porque quería morirse, porque tenía muchos problemas personales. Entonces, él le habría dicho que no quería, pero que luego optó por matarla porque él es de escasos recursos, no tiene plata y ella le estaba regalando un celular a cambio. Sin embargo, no me parece convincente su versión”, indicó el fiscal.
Hasta ese momento, había dos autores confesos, cada uno con su propia teoría.
Aún faltaba hallar el celular, pero un tío del presunto autor intelectual dio un detalle que permitió localizarlo: “dijo que el lunes (un día después del asesinato), su sobrino se lo había entregado a otro amigo (Freddy)”, acotó Toledo.
Y así, llegaron a la casa del adolescente que debía tener el celular, pero algo extraño ocurrió. “Con él no hubiera pasado nada. Hubiéramos llegado y simplemente nos hubiera dado el teléfono después de tomarle algunos datos, pero resulta que cuando él se enteró del hallazgo del cuerpo cogió el teléfono, lo metió en una funda y lo fue a esconder, enterrándolo en un lote baldío, a quince cuadras de su casa”, reveló el funcionario.
Por eso, él también fue procesado y ahora la Fiscalía debe esclarecer la verdadera motivación del crimen.
Pilas con esto
Peligrosos
El fiscal Patricio Toledo explicó que el acto cometido por los adolescentes y el joven demuestra que son personas peligrosas y que con el pasar de los años podrían cometer actos más atroces si no reciben rehabilitación.
Sanciones
Para el adulto, la pena mínima sería de 22 años de prisión. Para los menores, en cambio, la máxima sería de cuatro años, según el literal C, numeral 3, del artículo 370 del Código de la Niñez y Adolescencia.