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Estado de excepción tiene en crisis al negocio de los estríperes en Guayaquil

Pichi es un bailarín que labora en el mundo del entretenimiento y que ahora vende hasta comida manaba para equiparar ingresos. Sus colegas han sido víctimas de robo

Strippers sin shows por inseguridad
Una de las tres apariciones que Pichi hace en los shows de striptease incluye un poco de ‘manoseo’.CARLOS KLINGER

José Vélez, de 33 años, está vestido de ángel, como recién caído del cielo. Es su traje preferido. Con un par de imponentes alas blancas que pesan aproximadamente unas 20 libras, un pequeño ‘envuelto’ blanco como pantalón y una corona blanca como diadema, se siente el rey del mundo.

Su actitud, además, aporta al ‘desfile’, pues él sabe que estar seguro de lo que ‘vende’ mata cualquier crítica. “Con esto llamo la atención donde sea”, dice.

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Pichi, como es conocido artísticamente José, es un bailarín que participa en todo tipo de eventos, incluso en esos que a la gente le da vergüenza decir que asistirá: striptease.

Es solo uno de los varios trabajos que desempeña; sin embargo, sigue siendo el más fuerte. “Hacemos ‘horas locas’, shows para adultos. También soy actor y vendo comida manaba hecha en leña aquí en mi casa”, comenta enumerando todas sus ocupaciones, porque “de algo más hay que vivir”.

Pichi se atreve a decir esto porque, debido a la inseguridad, los eventos para los que lo contrataban han bajado casi en su totalidad.

40 minutos duran los shows de Pichi. En estos incluye animación y un juego, de ‘yapa’.

Hasta agosto o septiembre de 2023, no había semana en la que José no hiciera entre seis y siete apariciones diferentes. A partir de octubre todo disminuyó.

“La gente dejó de querer reunirse porque ha pasado que están buscando atacar a uno de los invitados a algún evento y se daña la fiesta porque eso termina mal. Los clientes se llenaron de temor y prefirieron no hacer nada”, resume. Pero no ha sido la única razón. El toque de queda los terminó de ‘matar’.

“Ahora hago, a veces, dos shows o incluso ninguno en toda la semana por la restricción de horario. Por ahí he escuchado que sí hay clientes que están tomando el riesgo y organizan su evento”.

Strippers sin shows por inseguridad
El traje preferido de Pichi es el de ángel. Las alas y las botas imponen ‘harta’ presencia.CARLOS KLINGER

Incluso, revela que ha escuchado de colegas que han sido engañados por supuestos clientes para asistir a algún lugar y han terminado asaltados. Pero también sabe de personas que buscaban un show y, por querer algo más barato, les llegó un grupo de delincuentes que desvalijaron a todos los presentes. “Le dije a esta señora que lo barato le había salido caro y ella estuvo de acuerdo”.

Pero a José, eso no le quita el gusto por su trabajo. Lo que más luce en sus contratos es su ‘tuqueado’ cuerpo. Solo con mover la ceja y tensar un músculo por ahí, deja boquiabierta a cualquiera.

“Esto es constancia”, afirma mientras muestra su ‘six pack’ (musculatura abdominal). “Empecé en este medio hace ocho años y fui creciendo poco a poco. Lograr tener los abdominales así, los brazos fuertes y todo en su lugar costó mucho tiempo”, recuerda. Y le ‘agradece’ a la marginación, pues sabe lo que es ser rechazado, ya que en algún momento de su vida fue solo un jovencito delgado. Y para él, dice, fue aún más difícil porque migró de Chone (Manabí) a Guayaquil para cumplir sus sueños.

“De pequeño veía televisión y decía que quería estar allí. Logré estar en un reality y de ahí empezó mi carrera. Me fui haciendo espacio y logré consolidarme hasta ahora, que ya tengo una cartera de clientes que me recomiendan por mi trabajo”.

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Clientes ‘tragones’

Cuando dice clientes sonríe, pues rememora todas las anécdotas vividas con ellos y ellas. ¿Las edades? Todos son mayores. El peor suceso que le ha tocado experimentar a Pichi fue una mordedura sufrida en su órgano sexual durante una despedida de soltera.

“Se iba a casar esta chica y contrataron el show. Yo estaba vestido de vaquero y poco a poco fui quitándome la ropa, que es parte del desnudo profesional. Resulta que cuando ya me había quitado todo y solo me estaba tapando la parte de adelante con una toalla, esta chica me mordió. Yo lo único que pude hacer fue erizarme como gato, gritar del dolor y decirle que no haga eso”, narra mientras ríe.

Strippers sin shows por inseguridad
José Vélez, para los shows de viudas, usa botas negras con 12 centímetros de tacón. Puede usarlas el día entero.CARLOS KLINGER

Sus shows duran 40 minutos. Cuando hace desnudo profesional, se quita la ropa en tres tiempos. Sus contratos incluyen un poco de manoseo, pero sí han llegado con pedidos extremos que él no cumple.

“Me han pedido que sean shows con ‘final feliz’ y he dicho que no. Me han hecho muchas propuestas indecentes y, de hecho, entre hombres y mujeres, los hombres son peores que las mujeres”.

La hermana mayor de José es su mano derecha. Ella conoce, incluso, qué trajes tiene en su clóset.

Recuerda que en una ocasión le bailó a un hombre y este quedó encantado con su cuerpo. Al finalizar el show, el cliente se le acercó para pedirle su número porque quería contactarlo para algo más. “Le dije: ‘Te vas a casar, es imposible que hagas eso’ y él contestó que no le importaba, pero que quería mi número para verme después”.

Pichi está seguro de que con su carisma, sus trajes y su desenvolvimiento en los shows (porque le hace durísimo al baile) conquista a sus clientes. “Amo ponerme el traje de ángel, pero ese me salió costoso. Solo las alas me costaron 180 dólares y es hermoso verlas, pero también en un cuerpo bonito”.

No obstante, José garantiza que hay para todos los gustos, pues “dicen que en el hueso está el gusto”. 

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