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Ninguna entrada de la casa estaba violentada

Joffre Lino, La Libertad
A  los bajos del edificio parroquial de Muey, en Salinas, llegaron cientos de personas, ayer. Los movía la tristeza, el dolor y la indignación. Tocaban los dos pequeños ataúdes blancos y muchos derramaron lágrimas.
Mientras en los féretros yacían los cuerpos inertes de los niños de 6 y 4 años, que fueron degollados la madrugada del pasado jueves en ese cantón de Santa Elena, sus padres recibían prisión preventiva en la Unidad Judicial Multicompetente provincial.
Los progenitores, de 22 y 23 años son los principales sospechosos de este escalofriante crimen que conmovió a los moradores del barrio Arena y Sol, donde vivían los infantes.