Faltaban diez minutos para que terminara el culto evangélico al que asistió Pedro Carpio, la noche del jueves 17 de febrero, cuando un pariente se le acercó discretamente a decirle que habían asesinado a su hijo Jhonny Jonathan Carpio Barrera, de 32 años.

El crimen del hombre, conocido como Kenny, ocurrió cerca de las 20:00, en la calle Eugenio Espejo de la parroquia San Juan, en el cantón Puebloviejo de la provincia de Los Ríos.

Al recibir la triste noticia, el progenitor de Jhonny interrumpió la oración de despedida y abandonó el templo para dirigirse al sitio del asesinato.

Pedro no pudo contener el llanto al ver a su primogénito en la vereda, boca abajo y en medio de una gran mancha de sangre.

Kenny fue abatido por desconocidos mientras se encontraba reunido con amigos, en los exteriores de una vivienda situada a dos cuadras de su casa.

Los deudos aseguraron desconocer el motivo del ataque en el que también resultó herido el ciudadano Pedro Josué Vargas Monserrate, con un disparo en la cabeza.

Jhonny se desempeñaba como chofer de vehículos de carga pesada, con rutas a diferentes ciudades del país.

Generalmente, transportaba frutas desde la Sierra hacia la ciudad de Guayaquil, pero la noche de su muerte estaba libre.

Pedro Carpio comentó que esa tarde llegó a su domicilio, pero no logró verlo porque estaba descansando. “Luego yo ya me fui a la iglesia y después ya me avisan de la novedad. Era el mayor de mis tres hijos, pero no vivía con ellos desde que me separé de la mamá”, relató el padre de la víctima.

El jefe de Criminalística, mayor Diego Cueva, informó que en el sitio se levantaron varios indicios balísticos que servirán como evidencia.

Kenny recibió cuatro impactos de proyectiles, tres en la cabeza y uno en el tórax. Sus restos fueron llevados a San Juan para el velatorio y sepultura. (TOF)