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¡Pagó 16 mil dólares por viaje ilegal hacia Estados Unidos… y desapareció!

Familia de migrante pide ayuda a Cancillería. En Fiscalía, aseguran, no receptaron denuncia. Y en el Registro Civil, le demoran entrega de una huella.

Migrante familia recortada
Nube Dolores mantiene todo el día una vela encendida por su hija Johanna Tapia. Su foto está en medio de varias imágenes de santos.Vicente Tagle

Iluminada por la tenue luz de una vela, la foto de Johanna Maribel Tapia luce como triste. Mira a la nada. Su bello rostro brilla mientras su mamá, Nube Dolores, se para frente al pequeño altar donde, día a día, reza por su regreso.

El Corazón de Jesús, arriba; la Virgen de la Nube y el Señor de la Justicia a los lados; la imagen de Johanna arrimada al Señor de Andococha, y al lado el Jesús de la Misericordia con una oración complementan el espacio, que se ha convertido en el lugar donde elevan sus ruegos.

Johanna, la mayor de sus hijas, salió en busca del amor y del llamado ‘sueño americano’ en un viaje que ha sido su martirio. Ella ha sido dada por desaparecida desde el pasado viernes 16 de abril, el último día en que se comunicó con su familia, porque iba a cruzar la frontera hacia los Estados Unidos.

Johanna forma parte de una larga lista de ecuatorianos que habrían desaparecido en la frontera entre México y Estados Unidos, en su intento por llegar a este país de manera irregular. 

Todo empezó cuando, ilusionada porque una sobrina de su novio y su esposo le contaron que habían llegado bien a Estados Unidos, pasando de manera ilegal con la ayuda de un ‘coyote’ (persona que realiza el traslado ilegal por las fronteras). Entonces se lanzó a esa aventura.

“El año pasado ella y yo nos quedamos sin empleo. Ambas somos estilistas y al no conseguir trabajo, ella vio esta opción. Me dijo para irnos, pero yo le dije que no, que era muy peligroso”, recuerda entre lágrimas Concepción, hermana de la mujer desaparecida.

Entonces la contactaron con el mismo coyote que llevó a la familia de su novio. Le pidieron 17.000 dólares por el viaje, pero negociando le bajaron a $ 16.000. Y se fue. El jueves 18 de marzo, cerca de las tres de la tarde, salió de Guayaquil.

“Yo le di mi bendición y el papá también. De ahí no la vi más, solo por video, hasta unos días antes que nos dijera que ya le tocaba cruzar la frontera”, relata Nube Dolores. Hoy, lo que siente le hace un triste honor a su apellido: un dolor profundo en el alma. “No sé dónde estará... presa, secuestrada, perdida”, dice acongojada la mujer, de pie frente al altar.

Johanna se comunicaba casi a diario con su familia. Les contó que, junto a otros migrantes, estuvo más de 15 días guardada en una bodega, hasta que les hicieran cruzar.

Días después, “un coyote llamó y dijo que, en el intento de cruzar la frontera, ella se cansó y pidió que la dejaran. De ahí no sabemos más”, dice Concepción.

Ante eso, ella intentó poner una denuncia en la Fiscalía, en Guayaquil, pero le negaron porque lo ocurrido no había sido en el país. Que necesitaba una huella de su hermana para iniciar el trámite, le informaron.

Fue al Registro Civil, pero allí tampoco ha obtenido ayuda. Y desde que EXTRA dio a conocer este caso el pasado miércoles, varios medios nacionales e internacionales se han interesado en la historia. “Pero de la Cancillería nadie ni siquiera nos ha contactado”, se queja la mujer.

“Yo siento que ella está viva... por favor, ayúdennos a buscarla”, pide entre lágrimas. “Johanna está viva”, sentencia.

Un mes casi le tomó a Johanna intentar cruzar a EE. UU. El 16 de abril fue la última vez que se supo de ella.