El martes 3 de octubre de 2023 se cumplen siete días desde que Regina Angamarca vio a su hijo por última vez, antes de su desaparición. El domingo 24 de septiembre, al mediodía, Sebastián Collaguazo, de 23 años, le habría pedido permiso para salir con su patineta y ella se lo permitió, porque es su actividad preferida. Sin embargo, la señora no sabía con quién se encontraría y mucho menos que ese día su vástago no regresaría a su casa, ubicada en el sector 1 de Solanda, en el sur de Quito (ver infografía).

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El joven solía volver a las 18:00, pero no apareció. En consecuencia, su madre lo contactó por WhatsApp, pero no obtuvo respuesta. Luego se enteró de que la enamorada de su hijo tampoco tenía conocimiento de su ubicación, según se detalla en la denuncia asentada por la progenitora en la Fiscalía. 

En el documento se revela que la mamá, al ver que en la computadora de Sebastián tenía acceso a su cuenta de Facebook, decidió ingresar para ver si encontraba información que le permitiera localizarlo. Fue así que descubrió que el joven patinador y sus amigos tenían un grupo de ‘panas’ que se autodenominaban Los Mechudos. Además, por una de las conversaciones, conoció que a su hijo lo apodaban Palomo.

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Ellos tampoco tenían conocimiento de dónde podría estar Sebastián, de acuerdo a lo que habrían respondido a la madre, luego de que ella se identificara como tal y les hiciera la consulta a través de un grupo en la red social. En otra conversación de Facebook, la señora descubrió que su hijo no salió directamente al parque de los patinadores, sino que primero fue a un sitio cercano, conocido como el Monumento de la Madre, en Solanda.

Ahí, se encontró con un sujeto conocido como El olvidado de Dios. Con él, Sebastián habría ido al sitio donde le gustaba patinar, en La Magdalena, y donde fue visto por sus amigos por última vez.

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Este caso es investigado como desaparición involuntaria, por la Fiscalía Tercera de Personas Desaparecidas, de Quito. Este delito es sancionado con prisión de siete a trece años, según las circunstancias en que se desarrolle. Si se atenta contra la vida de la víctima, la sanción incrementa hasta 26 años.

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