Los presos se pasean por las paredes de la antigua Penitenciaría del Litoral, en Guayaquil. Lo hacen a la vista de todos: ciudadanos comunes, policías y militares. Desde lo alto vigilan el entorno de los pabellones donde están recluídos.

Para evidenciar esta situación basta transitar por el tramo de la vía a Daule que pasa por el penal, desde donde el jueves 28 de octubre, incluso, se pudo notar a un reo vigilando con un objeto parecido a un arma larga, que tenía envuelto con la camiseta que se sacó luego de observar la presencia de un equipo periodístico de Diario EXTRA.

El individuo observaba de un lado a otro y luego pidió a otro interno que lo acompañara, mientras apuntaba hacia la zona sur de la ‘Peni’, como se conoce popularmente a este centro carcelario.

Los tipos se protegían detrás de un muro levantado con un centenar de ladrillos, que les servía de trinchera, mientras que a unos 50 metros, debajo de un techo improvisado con un plástico negro, otros dos miraban hacia el lado contrario.

Luego, al ver que la situación a su alrededor estaba en calma, el individuo que portaba el aparente arma de fuego la cedió a otro para hacer gestos obscenos hacia el fotógrafo de este medio. Además, bajó sus pantalones para mostrar sus partes íntimas.

Lo hacían desde el cerco perimetral del pabellón 2, en el que se encuentran miembros del grupo de delincuencia organizada Chone Killers, cuyo líder, Benjamín Camacho, alias Ben 10, se encuentra libre.

Esta zona colinda con los pabellones 10, 11 y 12. Desde este último, el pasado martes se realizaron los disparos que hirieron a un agente penitenciario y a un interno del pabellón 9 que había salido a tratar de hacer una conexión de energía eléctrica, porque desde el sábado no tenían el servicio.

Esto fue confirmado por el director del Servicio Nacional de Atención Integral (SNAI), Bolívar Garzón, durante una rueda de prensa brindada en la cárcel Regional, a medio kilómetro de la ‘Peni’, el miércoles 27 de octubre.

En sus declaraciones detalló que tras hacer una operación de requisa, tras el último incidente, no hallaron armas. Además, señaló que los presos, a pesar de que los policías les tumban las garitas, las vuelven a montar.