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Quito | Colapso en Cotocollao devela problemática común: asentamientos ilegales
Cinco familias ya no pueden volver a sus casas en Santa María de Cotocollao tras deslizamiento. Se evalúa su reubicación ya que es una zona de riesgo
Sobre la calle Cordillera aún se encontraban los muebles y enseres que cinco familias lograron salvar del deslizamiento de tierra ocurrido este lunes 19 de mayo en el barrio Santa María de Cotocollao, en el norte de Quito. Las familias pasaron la madrugada en la acera, esperando las evaluaciones del Municipio de Quito. El veredicto fue contundente: no podían regresar a sus viviendas debido al riesgo inminente de colapso.
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“De un momento a otro, ya no tengo donde dormir”, lamentó José Padilla. Él, su esposa y su hija salieron corriendo a las tres de la madrugada, tras sentir un temblor. Poco después, una grieta comenzó a abrirse en el patio de su casa. “Cuando llegamos a la calle, la losa de mi vecina terminó de caerse, junto con la mitad de mi patio”, contó.
Todos salieron en pijama. En un inicio se contabilizó un total de 23 personas evacuadas y tras la inspección se determinó que 20 de ellas serían trasladadas a un albergue ubicado en el sector del Comité del Pueblo.
Los primos de Adonis Espinosa estuvieron entre los más afectados, ya que todo su departamento quedó en ruinas. “Menos mal logramos percatarnos a tiempo y salir. Si no, estaríamos lamentando una desgracia”, dijo.
Después de varias horas de evaluación se estableció que cuatro viviendas están en peligro inminente de colapsar. Por ello, sus 20 ocupantes pudieron sacar sus pertenencias únicamente con la ayuda de agentes metropolitanos y personal del Cuerpo de Bomberos.

“Todos los bienes serán trasladados a un sitio seguro hasta que las familias cuenten con un lugar estable donde vivir”, explicó Byron Carrión, administrador de la zona La Delicia del Municipio. Por el momento, se ha dispuesto la entrega de un subsidio de arriendo por tres meses para las cinco familias afectadas.
Asentamientos irregulares en zonas de riesgo
Esta tragedia era previsible. Hace dos años, Nelly Peralta tuvo que abandonar su casa, ubicada junto a las hoy afectadas. “Fue en abril. Recuerdo que a las diez de la noche tuve que salir corriendo tras escuchar un estruendo”, rememoró.
Su casa sufrió daños estructurales, por lo que ahora vive en una casa prestada en el barrio Santa Isabel, cercano a la zona. Reconoce que nunca logró concretar las escrituras del terreno, ya que el Municipio no las aprobaba.
José recordó que hace 20 años un individuo les vendió los terrenos por 7.000 dólares, pero jamás pensó que algún día lo perdería todo. “Sí vimos que era una ladera, pero no creímos que la tierra cedería”. También señaló que ni él ni sus vecinos tenían recursos suficientes para adquirir una propiedad en una zona más céntrica. “A uno le toca vivir donde le alcanza”, expresó.

El administrador zonal indicó que, ante esta situación, se realizará una evaluación caso por caso. La falta de documentación legal de los predios dificultará el proceso de reubicación. “Ha habido casos en los que hemos logrado apoyo del sector privado, pero todavía debemos evaluar cada situación”, explicó.
Este barrio, como muchos otros, creció de manera desordenada y sin estudios técnicos previos, por lo que se considera una zona de riesgo, especialmente durante la temporada de lluvias. Durante el fin de semana pasado, el noroccidente de Quito (donde se ubican estas viviendas) soportó dos días seguidos de intensas precipitaciones. “Yo ya temía que ocurriera algo así, porque no paraba de llover. El agua se estaba filtrando”, admitió José, quien no había comido nada hasta al menos el mediodía.
Los kits de alimentación finalmente llegaron, aunque no todos comieron. La prioridad, para la mayoría, era saber qué ocurriría con sus hogares.
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