Los moradores de unos conjuntos habitacionales de Cumbayá, al oriente de Quito, se asustaron cuando se enteraron de que, la madrugada del 17 de enero, la Policía detuvo a un sujeto con más de 100 armas dentro de su vivienda.

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Sin embargo, cuando vieron las fotos del arsenal se aliviaron porque, según ellos, dicho armamento es de cacería.

Así lo indicó un habitante, quien prefirió no dar su nombre y quien acotó que las autoridades habrían cometido un error al detener al implicado. “Mi abuelo tenía las mismas escopetas. En su tiempo permitían cazar animales. Otras armas son de colección”.

El procesado tiene 67 años y su país de origen es Estados Unidos. El juez que conoció la causa dictó arresto domiciliario en su contra y será investigado por 30 días.

Sus vecinos comentan que el gringo llegó hace un año al sector y vivía solo con una empleada y su chofer personal. Además, indicaron que tendría alguna enfermedad respiratoria, porque lo veían cargando un tanque de oxígeno.

Según el informe policial, las armas confiscadas “tenían como destino final estructuras delictivas que representan una amenaza para la ciudadanía ecuatoriana”.

Sin embargo, Jorge Loaiza, instructor de manejo de armas y exmiembro de las Fuerzas Armadas españolas, señaló que ese arsenal no sirve para delinquir, sino que son de caza y algunas son de colección.

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Según el experto, varias escopetas y pistolas que forman parte de la evidencia son de la Segunda Guerra Mundial y hay otras que son réplicas. “Esas escopetas no sirven para la delincuencia porque son de corto alcance”.

Loaiza enfatizó que si lo quieren vincular con alguna banda se debería comprobar que alguna de esas armas fue utilizada en algún crimen. Sino es así, el experto considera que solo fue una falsa alerta de algún ciudadano que lo vio con alguna de las escopetas.

Loaiza aclaró que si el detenido es coleccionista y no tiene las certificaciones de que el armamento es para este uso lo pueden enviar a prisión por tráfico ilícito de armas. “Si tiene los permisos solo le decomisarán las armas y las destruirán”. Según el Código Penal, el tráfico de armas se castiga con cinco a siete años de prisión.

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