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Quito: Una madre busca esclarecer la muerte de su hijo
El joven falleció en una carretera. Al parecer lo atropellaron, pero su progenitora cree que lo asesinaron. Aquí la historia
Sandra López sube al puente peatonal de la entrada del barrio Virgen del Cisne, en el sur de Quito. Se detiene en la mitad de la estructura y apunta su mirada hacia abajo, a la avenida Gonzalo Pérez Bustamante, para ser más precisos. Ahí encontraron el cadáver de su hijo.
César Gonzales murió la noche del 1 de abril. Tenía fracturas en todo su cuerpo. El parte del agente de tránsito que estuvo en el lugar indica que la causa habría sido un atropello. El conductor responsable y su auto no han sido encontrados.
Sin embargo, Sandra no cree que haya sido un accidente. Algo le dice a ella que su hijo fue asesinado y que arrojaron su cuerpo en ese lugar.
Aquel día su hijo salió de casa, en el Camal Metropolitano, rumbo a una licorería situada cerca del estadio del Aucas. Una mujer le había citado para pegarse ‘par bielas’. Sandra deduce que ella tendría que ver con la muerte de César.
La madre no entiende cómo el joven, de 22 años, terminó con los huesos de las piernas y de sus brazos rotos a casi cuatro kilómetros de donde estaba.
Según el ECU 911, a las 20:09 “ingresó una llamada donde el alertante informaba que había una persona atropellada en la vía”.
Sandra es tanatopractora y cuenta que le pidió a los trabajadores de la funeraria que le permitieran a ella mismo encargarse de preservar el cadáver de su hijo para el velorio. Su intención era ver las heridas que tenía para, de alguna forma, tener más indicios de qué es lo que le había pasado. “Cualquiera que haya sido la causa, si mi hijo sobrevivía tenían que amputarle las extremidades”, precisa.
El acta de defunción señala que la causa de fallecimiento fue un politraumatismo por un probable suceso de tránsito.
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Amenazas de muerte
Sandra menciona que a su hijo le gustaba el fútbol. Era fanático de El Nacional y pertenecía a la barra brava del equipo. Lo conocían como Cachorro. Sin embargo, eso no le gustaba a ella porque, asegura, el fanatismo de su hijo lo llevaba a hacer cosas que la preocupaban.
Por ejemplo, en febrero de este año se fue de ‘mochilero’ para ver a su equipo enfrentarse al Sportivo Trinidense por la segunda fase de la Copa Libertadores, en Asunción, capital de Paraguay.
Al joven también le gustaba cantar música urbana. Solía enviarle los videos de sus creaciones a su madre.
Pero eso no era lo que más le molestaba a ella, sino que dentro de la barra brava habría problemas. “Me enteré que cometen delitos o que algunos miembros son parte de bandas criminales. Eso no quería para mi hijo”, dice muy segura.
Sandra recuerda que el 20 de marzo pasado, cuando El Nacional se enfrentó contra el Aucas, su hijo habría recibido amenazas de muerte.
Incluso, la progenitora guarda un video de César que lo grabó días después y que se lo envió a ella. En este le dedicaba una canción y decía: “madre, perdóname por todas las fallas que yo a ti te he causado, solo sabe Dios por lo que he pasado”. Por eso ella cree que su muerte tiene un trasfondo.
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