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Quito: Una pareja y su bebé, juntos en un sueño eterno

Se presume que los miembros de una infortunada familia venezolana inhalaron gas, pero un amigo de ellos pide que se investigue este suceso

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A través de una rendija en una puerta se miraba todo el movimiento que ocurría dentro del inmueble.Karina Defas

Detrás de las puertas azules de una casa en el barrio El Beaterio, sur de Quito, una escena macabra se desvelaba. En un departamento, una familia venezolana yacía muerta: José Palomares, su esposa María Varela y su hijo, de apenas dos años.

Los tres fueron hallados al mediodía del domingo, luego de que sus allegados los buscaban desde el pasado 19 de diciembre. “Esa fue la última vez que estuvo conectada mi amiga (María). Luego de eso no subió historias a sus estados de WhatsApp”, afirmó Carlos Montilla, amigo de los extranjeros.

El hombre fue hasta el inmueble donde estaban los cuerpos para saber lo que había ocurrido. Según las primeras indagaciones, los padres y su hijo habrían muerto por inhalación de monóxido de carbono.

Manuel Gallegos, jefe del Cuerpo de Bomberos de la zona sur, explicó que fueron alertados por el ECU-911 de la novedad. Cuando llegaron, los rescatistas encontraron los cuerpos de los fallecidos en un avanzado estado de descomposición.

“También se encontró que las perillas de la cocina estaban abiertas y el cilindro de gas vacío”, informó el mayor Gallegos. Sobre las hornillas estaban unas ollas que aparentemente se habían quemado.

"A nuestra llegada, ya no hubo rastros de monóxido de carbono, de acuerdo con la medición hecha”.Manuel Gallegos,
mayor del Cuerpo de Bomberos

Una muerte extraña

Montilla dijo que en esas ollas había unas hallacas, unos tamales venezolanos que María estaba preparando antes de las fiestas navideñas. “En esas fechas, nosotros las hacemos para compartir en familia”, dijo mientras preguntaba a los bomberos por los tres fallecidos.

Los uniformados le indicaron que a su arribo ya no había residuos de monóxido de carbono en el ambiente, de acuerdo con las mediciones que hicieron con un aparato especial. Fue por eso que Montilla tiene dudas por la forma en la que se dieron los hechos.

Según datos policiales, José, de aproximadamente 47 años, y el niño estaban tirados en el piso; mientras que María, de alrededor de 27, fue hallada sobre la cama. Por eso, a criterio de Montilla, si los tres se hubieran quedado dormidos (como se dice en primera instancia) habrían sido encontrados en un solo sitio y no tendidos en diferentes puntos del departamento.

"Es una muerte muy rara. Pido a la policía que, por favor, nos ayude investigando”.Carlos Montilla,
amigo de los fallecidos

A la espera de familiares

Los cuerpos, una vez levantados, fueron llevados a la morgue de la Policía Nacional, en el noroccidente de Quito. Hasta ayer, los tres estaban en el anfiteatro y se esperaba que llegaran parientes directos para comenzar con los trámites.

Según Montilla, una hermana de María estaba viajando desde Perú. “Es algo inaudito lo que ha pasado”.

Agregó que la joven trabajaba en Cayambe, cantón al norte de Quito, y hace unos siete meses decidió volver con José, de quien estuvo separada algún tiempo. Montilla no conoce muchos detalles de la pareja de su amiga, quien tiene una hija en Colombia al cuidado de otros parientes.

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Afuera, allegados de las víctimas preguntaban pormenores a los bomberos.Karina Defas