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Diario Extra Ecuador

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Un balneario encantador, el ‘Tape’ de río.

Las comunas Loma Alta, Barcelona y Sinchal, a más del impulso agrícola por el afluente, también han convertido el lugar en un espacio turístico.

Las comunas Loma Alta, Barcelona y Sinchal, a más del impulso agrícola por el afluente, también han convertido el lugar en un espacio turístico.

Las comunas Loma Alta, Barcelona y Sinchal, a más del impulso agrícola por el afluente, también han convertido el lugar en un espacio turístico.Joffre Lino / EXTRA

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El plan para conservar el agua del río California-Valdivia, ejecutado por la Prefectura de Santa Elena en 2018, no solo beneficia a los agricultores cuyas fincas están asentadas en las riveras del afluente, sino que se han convertido en pequeños balnearios de agua dulce.

El viceprefecto, Omar Núñez, explicó que la idea principal fue represar el agua y evitar que en los desbordamientos se vaya al mar. Esto, porque solo había cosechas de hortalizas cuando llovía y el río corría, mientras que en época de sequía los cultivadores tenían serios problemas.

Para aprovechar el agua del afluente se construyeron tres denominados ‘tapes’ o compuertas de cemento en lo ancho del río, en su paso por las comunas Loma Alta, Barcelona y Sinchal. Cada muro de 1,50 metros de alto embalsa el agua en un área de aproximadamente 500 metros, de esta manera hay líquido todo el año y el caudal se mantiene activo.

Pero la novedad de los pobladores fue que cuando las represas se llenaron y el agua acumulada empezó a salir por encima de las paredes, estas se transformaron en pequeñas cascadas artificiales y las tres zonas, además del impulso agrícola, se constituyeron en balnearios de agua dulce.

Como en tiempos ancestrales, los comuneros ahora acuden al río no solo para distraerse bañándose en los ‘tapes’, sino también pescan camarones rayados y las adultas mayores lavan la ropa sacando el sucio de las prendas al golpearlas contra las rocas.

Los pobladores de los sectores ubicados en la cuenca del río California-Valdivia señalan ser privilegiados por la naturaleza porque ahora a poca distancia del mar tienen las aguas del afluente y se han convertido en nuevos atractivos turísticos en donde familias enteras pasan momentos divertidos.

“Dios nos ha bendecido con estas maravillas. En esta época de calor no solo nosotros acudimos al río, sino que llegan personas de otros lugares, el comercio se activa porque podemos vender artesanías y comida criolla que preparamos”, dice Fredy Reyes, habitante de Sinchal.

Muchos de los visitantes instalan parasoles, otros llevan hieleras con jugos, no faltan aquellos que encienden fogata para asar pescados de agua dulce y plátanos en el sitio; la idea es relajarse a poca distancia de la enorme cordillera Chongón – Colonche, que es de donde bajan las aguas de este río, uno de los más grandes que tiene la zona peninsular.

Los visitantes pueden conocer la reserva ecológica de Loma Alta con guías de bosque. En esta zona también se puede practicar ciclismo de montaña.

Comunas explotarán el ecoturismo

El río California-Valdivia desde lo alto de la montaña tiene un recorrido de 30 kilómetros y cruza por los poblados de: El Suspiro, Loma Alta, La Ponga, Carrizal, Barcelona, Sinchal y en Valdivia llega al mar. Además de los cultivos de ciclo corto como sandía, melón, pepino y tomate, que se producen en esta área, existen 1.500 hectáreas de producción de cítricos, que es la base de subsistencia de los campesinos.

Con los ‘tapes’ del río convertidos en turísticos se ha abierto otra fuente de ingresos económicos para los ciudadanos originarios de las citadas comunas, que aspiran a repotenciar sus ofertas ecoturísticas.

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