Eran apenas la cinco de la tarde cuando Lorena (nombre protegido) caminaba hacia su vivienda situada en el Comité del Pueblo. Desde la parada donde le deja el autobús debía caminar casi cuatro cuadras para llegar a su casa, en la que vive con su mamá y sus tres hermanos menores.

“Siempre me fijo en que nadie me siga porque ya han habido varios asaltos en el sector. Pero no sé qué pasó ni de dónde salió el hombre que me atacó”, relata la chica, de 20 años, casi 24 horas después del asalto del que fue víctima.

Era la tarde del 27 de enero de 2021. Laura iba en medio del camino cuando un hombre la tomó por el cuello y la arrinconó hacia la pared. “Tenía un pico de botella en la mano y me pedía que le dé el celular. Yo estaba tan asustada que solo me puse a llorar”, narra ella.

La joven cree que quien la agredió estaba bajo los efectos de alguna droga, pues casi no podía hablar, además “tenía los ojos vidriosos” y se tambaleaba. Laura le entregó su teléfono y él se alejó con su arma rudimentaria.

Era un teléfono prestado

La víctima de asalto recuerda que el celular que se le llevaron no era suyo sino de uno de sus amigos que se lo prestó por unos días hasta que llevara a reparar el suyo, que días atrás había sufrido una avería . "Para que no me quede incomunicada él me presto un teléfono bien básico y ese fue el que se llevó el señor (ladrón)”, comenta.

Pese al temor que siente tras el asalto, Laura contempla la posibilidad de poner la denuncia. La Policía recomienda asentar estos casos para que se investigue el hecho y se busque a los sospechosos.